martes, 23 de octubre de 2012

De gato sobre el techo y otros hallazgos : Juan Rivas.


De gato sobre el techo y otros hallazgos.


Por :
 
José Mario Sánchez Henao

 

 

La calle/ mi cómplice taimada / me ha enseñado sus trucos de asfalto / para hacerte trampas vida. Este es uno de los poemas que hacen parte de Gatos sobre el techo, el primer libro de Juan Rivas que en realidad circuló poco en nuestro medio, pues hace algunos años ediciones Desde Abajo, en la colección poetas sin oficio  limitó su circulación a unos cien ejemplares en toda la ciudad de Medellín, con la promesa de aumentar el número en días  cercanos, pero no lo cumplió.

 

Hoy el poeta, prepara un segundo libro,  en este número, compartimos una muestra significativa de su obra. No hay en ella nada fortuito, lo que le da un  lugar en la poesía colombiana actual de renombre, esta es  una obra que sabe llegarnos, el poeta nos “canta y nos celebra”, lo mueven sus emociones desprevenidas y su deseo de plasmarlas lo mas claro y certero posible. Pero, Vayamos al grano.

 



 

 

 


BOHEMIA


                                                                   (en noche de lluvia)

 

 

Fantasmas de tiempo viejo

que se agazapan al muro

 

mientras la angustia

llena con flores secas

mi cerebro.

 

Un trueno asoma, se aboca el miedo

pesadilla que suena de negra noche.

Noche entera de ti

arrancada de los sueños

violentos de averno

 

Noche negra llena de ti

Llena de ti

Llena de ti

Llena de ti

Loquita esquinera

compañera de mi miedo.

 

Noche rayada de puñal

con melodía de cangrejo

inercia y abandono.

 

Sigues atravesando mi calle

muchas veces con tus flores

SECAS.

 

Y sigues recordando como HUIDOBRO

que el  “poeta es pequeño Dios”

consolado de cervezas y

añoranzas.

 

  

 

 

JUGANDO A SER DIOSES

 
 
 
Para señalar  la página sublime
de un libro
lo hacemos con una mariposa
muerta
o una pluma que dejó de volar.
 
El índice de nuestros sueños
trae las señales de   la  muerte.
Somos pequeños tiranos jugando
a ser Dios,
y en la  punta del  zapato
quedó la cucaracha.
 
No hay culpables o inocentes
solo un discurso de disculpa
y una fosa común
como  legado del presidente poeta.
“ La poesía ya no cree en los poetas”.
 
 

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