domingo, 26 de marzo de 2017

RULFO, EL AMOR POR EL AIRE DE LAS COLINAS Carlos Mario Garcés Toro

Bello el amor de Juan Rulfo por Clara Aparicio. Rulfo, Rulfo, el que como pocos, el que entre los mejores, plasmó en giros insospechados y poéticos el paisaje del alma y el paisaje del llano. (Ese paisaje y ese llano que todos llevamos dentro). Se conocieron en 1941. Él tenía 24 años. Ella sólo trece. Pero solo hablarían tres años después en el café Nápoles de Guadalajara. “Aire de las colinas”, La llamó Rulfo. Incluso a su cámara fotográfica le puso el nombre de Clara. Con ese “Aire de las colinas” y el ojo reposado de la cámara Rulfo recoge con sensibilidad, inteligencia y vivacidad imaginativa el espíritu de la provincia, las palabras ciertas en boca de los campesinos y los muertos, el inconsciente de todos nosotros. Porque de algún modo Pedro Paramo somos nosotros. En Rulfo no hay retórica. Hay poesía. Supo que había llegado a un punto demasiado alto que no podía superar. Por eso no volvió a escribir nada. Pudo hacerse rico. Pudo escribir lo que quisiera, pero sabía que en ello se advertiría la falta de un óleo melódico interior. Por eso fue fiel con la poesía y consigo mismo. Tuvo dignidad. Hoy Rulfo (mañana Clara) es aire que baja de la colina, o es una flor ligera junto a una alambrada que hiere el horizonte, o es hierba que moja la lluvia, o es terrones de tierra o cascajo que cubren el camino por donde pasan las sombras de los aldeanos y la vacada lenta, lenta a la entrada de alguna provincia de Jalisco. Para ti todo se ha hundido en la niebla del vacío y el silencio. Pero tus palabras continuarán repitiéndose entre los vivos y los muertos, mientras haya un sólo hombre en el mundo, que cuenta silabas y entrelaza palabras, en la trama infinita del alfabeto.

domingo, 5 de marzo de 2017

“La Edad de Oro” de José Martí y la formación axiológica del hombre de Nuestra América

Alicia PinoInstituto de Filosofía de Cuba

"La Edad de Oro" llega a nosotros, a cien años de distancia con una frescura única en sus páginas, válida y vigente, hablando a los niños en lenguaje universal que no conoce tiempos ni distancias.

El genio "del hombre de "La Edad de Oro" está indudablemente presente en esta obra, que se constituye en resultado del quehacer espiritual que sabe trasmitir una concepción humanista vigente a tal punto, que es vía y método de la formación del hombre nuevo.

Una vez más, José Martí resulta nuestro contemporáneo, y por qué no decirlo, esta "revista para niños" se constituye hoy en ejemplo para aquellos que han tomado en sus manos la difícil tarea de comunicarse "con los que saben querer". "La Edad de Oro" sabe llegar a los niños sin artificios en el lenguaje y sin inventar un mundo distinto del real.

"A los niños - decía el Maestro - no se les ha de decir más que la verdad, y nadie debe decirle lo que no sepa y como se lo está diciendo, porque luego los niños viven creyendo lo que les dijo el libro o el profesor, y trabajan y piensan como si eso fuera verdad, de modo que si sucede que era falso lo que les dicen, ya les sale la vida equivocada, y no pueden ser felices con ese modo de pensar, ni saben como son las cosas de veras, ni pueden volver a ser niños, y empezar a aprender todo de nuevo"[1]

La Edad de Oro se rige por este principio, usando el estilo y modo apropiados para, no sólo instruir al niño, sino conmoverlo esto es su mérito mas importante, es ejemplo vívido del empleo de las grandes verdades para, por el camino de los elevados sentimientos, llegar a la razón y al corazón de los hombres del mañana.

La vocación del Maestro con "Nuestra América" como causa imperecedera de los revolucionarios está plasmada para los niños en su revista. El amor a los pobres y los oprimidos, la vida y obra de las grandes personalidades, el valor de sus pueblos y su lucha infatigable por la libertad haciéndose eco de su propia verdad. Esta revista es tribuna de internacionalismo y de amor a los pueblos de la tierra: “ Patria es humanidad "se concreta en el camino que recorre este amigo de La Edad de Oro a través de todos los continentes del mundo.

Sin temor a equivocarnos, diríamos que el objetivo martiano en esta revista para pequeños lectores es sin duda la transmisión de una finalidad a alcanzar por los que serían hombres del futuro.

El ideal del hombre

Artículos, poemas, crónicas, aparecen en su integridad como partes que van configurando un propósito que aparece como la imagen del ideal humano, el ideal del hombre que Martí concebía como elemento imprescindible en la educación. Es en este sentido que puede hablarse de objetivos metodológicos. La educación entendida de la forma mas amplia a través de la muestra de las altas realizaciones humanas de la actividad multifacética del hombre: el trabajo, el arte, la historia, señalando los valores elevados en cada esfera y señalando, con concreción a través de la ficción o la realidad los modelos que podrían constituirse en patrones de guía para el niño que leyera La Edad de Oro.

Otra de las particularidades fundamentales de este quehacer metodológico concreto, está en ir conformando este ideal, a través de los diferentes temas de la Revista. Los hombres que José Martí propone son artistas, patriotas, héroes legendarios, hombres de todos los continentes que sufrieron y amaron y también se equivocaron; sus errores son dados en el afán de presentar la realidad, la terrenalinadad de los héroes. Ellos han escogido caminos difíciles pero han tenido propósitos bellos y elevados, de forma grandiosa (Bolívar), de manera cotidiana y modesta (Meñique). De esta forma el perfil definitivo del ideal aparece como la suma de aquellos atributos que caracterizan lo mejor del hombre. El enseñar al niño un modelo a imitar es obra larga, sólo a través de la confrontación con la vida puede conseguirse. ("La educación empieza con la vida y no acaba sino con la muerte")[2].

El sentido metodológico de educar a través del ejemplo y tomando como base los aspectos mas significativos de la cultura humana tiene en Martí una peculiaridad, la inscripción de lo mejor de los logros humanos en nuestro contexto nacional y continental; el sentido de lo autóctono, de lo propio continental insertado en el quehacer mundial y visto con óptica especial junto a los pobres y oprimidos de nuestro continente, los pobres y oprimidos de otras tierras, la unidad mas allá de lo continental y nacional.

El sentido de la universalidad de los problemas de nuestro continente: junto a los héroes latinoamericanos, indios y "Anamitas" que sufren el yugo similares a los de nuestros pueblos. La fe en el poder de las masas para hacer su propia historia en cualquier continente. En síntesis, el sentido histórico de la actividad y sus logros.

Por otra parte, este sentido histórico es enfocado hacia el futuro, con el resultado siempre presente en las historias reales o, fantásticas, del triunfo de los ideales elevados que van siempre junto a la justicia social y el progreso científico.

El presupuesto esencial del cual parte el Maestro es precisamente el propio humanismo en su acercamiento al hombre. José Martí, observador profundo, se resistía a colocar en abstracciones al hombre y las reflexiones sobre él eran siempre antecedente o precedente al hombre real. Su observación era pues, hacia el hombre real y sus relaciones reales y sobre todo su actividad, juzgar al hombre sólo es posible a través de sus acciones, lo demás es especulación.

No hay en Martí especulaciones oscuras y tenebrosas en relación al sentido de la vida humana, su fundamentación del hombre se esencializa en su manera de enfrentar la vida, las contradicciones se admiten pero sin trasfondos oscuros divinos o humanos, sino porque la propia naturaleza humana es contradictoria y la propia vida lo es más. Martí no es pesimista a pesar de eso, no lo fue siquiera para sí mismo, es contradictorio como confesaba a su " verso amigo", sufriendo de esas tantísimas contradicciones de la vida, admitía esto como elemento constituyente de la vida humana, es por eso quizás que afirmara la ciencia sobre la vida humana, difícil si para obtener resultados, sacar de sí lo que el hombre llevando en sí no confesaba nunca. pero inmediatamente agregaba, que sin embargo, nada es mas regular, que la propia vida. El hombre debe ser medido por sus acciones, sus móviles ocultos, allí están y saldrán o no a la luz, aunque los vicios humanos cuando son arraigados saldrán a la larga.

Martí no concibió hombres perfectos, modelos humanos extraterrenales, ni él mismo lo era a sus ojos, y sus exámenes autocríticos nos deben servir de pautas. Sus reflexiones sobre el hombre comienzan en sí mismo, con sus virtudes y defectos.

"La Edad de Oro" parte, como afirmábamos, de ese supuesto que de muchas maneras aparecerá dicho o explicado pero que se constituye en hilo metodológico fundamental que ayuda a los niños a entender que muy buenas pueden ser las intenciones pero que ellas no justifican las malas acciones y lo mas importante que el hombre debe hacer lo posible porque el bien triunfe.

En "Tres héroes", esa historia maravillosa de "Nuestra América" que quisiéramos nuestros padres y maestros supieran contar o por lo menos leerla a los niños, afirmaba: "Bolívar...; San Martín...; Hidalgo... Se les puede perdonar sus errores porque el bien que hicieron fue mas que sus faltas. Los hombres no pueden ser mas perfectos que el sol: El sol quema con la misma luz que calienta. El sol tiene manchas: Los desagradecidos no hablan más que de las manchas, los agradecidos hablan de la luz"[3].

El propósito martiano está sistematizado en la Revista a partir precisamente de las relaciones complejas entre el hombre y el mundo. La determinación del papel que en la historia tiene el hombre y el que debe tomar conscientemente forman parte indisoluble de las páginas de la revista. La convicción de que el hombre es de esencia y procedencia igual en todas partes, asumiendo de hecho que no existen diferencias en su identidad fundamental humana que separen niveles aparentes de desarrollo, o problemas raciales, esta convicción martiana es sólo explicable en esta convicción historicista.

"Estudiando se aprende esto: que el hombre es el mismo en todas partes, y aparece y crece de la misma manera, y hace y piensa las mismas cosas, sin más diferencia que la de la tierra en que vive, porque el hombre que nace en tierra de árboles y flores, piensa más en la hermosura y el adorno, y tiene más cosas que decir, que el que nace en tierra fría, donde ve el cielo oscuro y su cueva de roca. Y otra cosa se aprende, y es que donde nace el hombre salvaje, sin saber que hay ya pueblos en el mundo, empieza a vivir lo mismo que vivieron los hombres hace miles de años”[4].

La concepción sobre el hombre unifica los disímiles temas de esta revista para niños, que todas las personas mayores deberían leer. En la revista, obra de un artista revolucionario, la actividad humana con fines progresivos es la base de la cual se parte para fundamentar los valores, recordemos cómo explica Martí a los niños la significación de la Revolución Francesa: “Francia fue el pueblo bravo, el pueblo que se levantó en defensa de los honores, el pueblo que le quitó al rey el poder. “Eso era hace cien años, en 1789. Fue como si se acabase un mundo y empezara otro”.[5]

Explicó también aquí el significado de la Revolución Francesa a partir de la significación que tiene los trabajadores y el trabajo, son, según explica Martí a los niños “los caballeros de veras”. “La Edad de Oro” es ejemplo vivo de la concepción del mundo de José Martí, es la concepción del hombre nuevo de Nuestra América, de ése que aún pulula por las calles de nuestras sufridas tierras alimentando la piedad universal, pero que tenemos que enseñar a alzarse, a empinarse, que debe mirarse en sus antepasados, desde aquellos que sepultados por botas extranjeras en las ruinas indias, están como mirando el destino futuro de sus tierras. Para los niños, escribía Martí, para los niños sigue escribiendo y escribirá siempre, para nuestros niños de América que deben descubrirlo de una buena vez y aprender, sin quitarse el polvo del camino a determinar, como Bolívar, el verdadero y único destino de Nuestra América.

Los grandes hombres

Definir el ideal del hombre a través de la trasmisión del conjunto de valores que consideraba esenciales para el perfeccionamiento humano llevaba como componente la terrenalidad de estos ideales, Martí consideraba a los grandes hombres como trasmisores de los mismos y es por eso el lugar que ocupan en las paginas de la Revista.

En los relatos históricos de Martí, aquellos en los que aborda la música, o las grandes obras literarias y artísticas o la propia historia de los pueblos con la de "Nuestra América". Los niños son capaces de identificar los protagonistas individuales de las contiendas. Allí están los héroes, vivos en los relatos, de cuerpo y de mente, pero Martí insiste en una peculiaridad, esos héroes nunca son mas que su pueblo, son parte del mismo y sin él nada son.

¿Cuál es el papel de las individualidades?
"Hay hombres -dice- que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie mas que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto"[6]

José Martí, participante de la vida y la historia de su pueblo, supo de las consecuencias de esta peculiaridad que distingue, sin duda, a las grandes personalidades, en él encontramos la fundamentación del aspecto humano de la relación personalidad-sociedad.

Se analiza con regularidad en el ideario martiano la posición humana de los grandes hombres con respecto al colectivo general. Su comprensión de este aspecto le ayudó, táctica y estratégicamente a resolver múltiples problemas en el orden práctico de la preparación de la guerra necesaria. Al indagar y estudiar el papel de las grandes personalidades en la historia determinó siempre dos elementos esenciales: que un gran hombre no lo era sin su pueblo, y segundo, el gran hombre ve mas lejos, con mayor rapidez, que su pueblo, a veces, incluso, se adelanta a los acontecimientos históricos, de aquí las contradicciones inevitables que surgen entre esta personalidad y la sociedad.

Esta contradicción no deviene sólo de puntos de vista opuestos y antagónicos con determinada personalidad y sectores, sino con una visión mas profunda de la esencia de los acontecimientos y sobre todo, y así lo explica Martí, de la personalidad que es incapaz de claudicar en sus objetivos a pesar de las incomprensiones o de la fuerza y que los llevará, hasta sus últimas consecuencias, cuando sean justos y progresivos entendiendo todo esto como deber...

Por eso entre esos factores que aceleran o retardan el desarrollo de la historia, están precisamente las personalidades históricas, que lo son en la medida no solamente de hacerse eco de las demandas de clases y grupos sociales, sino en la medida en que penetran con mirada aguda en la esencia de los acontecimientos. Su pensamiento es por tanto heurístico y esto nos permite explicar a todos los grandes que vieron allí donde nadie veía.

Pero no termina aquí el análisis martiano, va hacia la comprensión de las consecuencias que reporta para la personalidad histórica, lo que significa para el hombre cumplir con su deber, cuando este deber se adelanta a lo que se entiende por deber en su grupo, clase, colectivo, familia, etc. Martí analiza esto en todos sus aspectos, desde la familia hasta los hombres que pretendían cambios a veces diferente de los que él consideró necesarios.

Martí habla de dolor y soledad, de incomprensiones, de franca oposición y lucha durante toda su vida en esa contradicción, pero esta, como todas, no es extrahumana, sino es interpretada de forma natural.

Muchas veces se especuló con este análisis martiano de la contradicción personalidad-sociedad y realmente no caben las especulaciones. Es lógico el desánimo ante la incomprensión pero José Martí lo único que no admitía eran razones míticas o místicas en el destino, mejor sería en el sentido de la vida que como personalidad le tocó,


Del Padre Las Casas decía: "El hombre virtuoso debe ser fuerte de ánimo, y no tenerle miedo a la soledad, ni esperar a que los demás le ayuden, porque estará siempre sólo, pero con alegría de obrar bien que se parece al cielo de la mañana en la claridad"[7]

Y en este artículo de "La Edad de Oro" comienza afirmando: "Cuatro siglos es mucho, son cuatrocientos años. Cuatrocientos años hace que vivió el Padre Las Casas, y parece que está vivo todavía, porque fue bueno"[8]

De San Martín dirá: "En cuanto supo que América peleaba por para hacerse libre, vino a América, que le importaba perder su carrera, si iba a cumplir con su deber"[9] , y resume de los "Tres héroes": "Un escultor es admirable, porque saca una figura de la piedra bruta; pero esos hombres que hacen pueblos son mas que hombres"[10]

La base axiológica de la transformación humana
Martí ha logrado en esta empresa tan difícil educar al hombre para mejorarlo, algo que los educadores actuales no debemos olvidar: los valores no deben aparecer como abstracciones para el hombre, deben vestirse, con ropas terrenales y señalar con gestos y lágrimas las virtudes y equivocaciones humanas.

Esta metodología se diferencia diametralmente de aquella que al proponer valores los inscribía de forma especulativa en banderas irrealizables para el hombre terrenal, convirtiéndolo en artículo de fe y no en instigadores de la actividad humana concreta que en las condiciones reales puede efectivamente perfeccionarse, no sólo en forma externa, sino en el mundo interno del hombre que se reconoce humano del ideal concreto y que puede proponérselo como ideal al cual seguir. Creemos que es este el mérito fundamental de "La Edad de Oro " y del hombre de "La Edad de Oro".

La variedad de temáticas abordadas nos hablan de la universalidad de los valores humanos, la diversidad de las épocas de la permanencia de esos valores en la existencia del hombre. En cuanto a los medios usados por el Maestro, él nos ha demostrado que no puede existir transmisión de valores y creación de convicciones sin sentimiento, hay que conmover al hombre a través de los sentimientos, se usa aquí la ficción con depurada connotación artísticas para despertar en el niño el reconocimiento de valores humanos elevados.

Los cuentos recogidos en los números de "La Edad de Oro" proponen a través (en su mayoría) de los propios niños como protagonistas los errores y aciertos, extrayendo enseñanza del triunfo de la verdad, el bien, del amor, sobre lo feo y o bajo de la existencia que adquieren personalidad propia en las historias (los hermanos de Meñique, el señor Don Pomposo, etc.).

Determinar un código de valores que ayude al niño a juzgar es precisamente el objetivo martiano. Es difícil, al parecer, entre tantos disímiles temas, lograr coherencia en el propósito, pero vemos como cada eslabón entronca y como al concluir la lectura se reafirman conceptos y valores con singular claridad. En su ayuda aparece "La Ultima Página" donde con singular maestría aparecen las ideas y valores fundamentales que se han querido trasmitir.

Los valores, en la concepción martiana son acciones y nada más que acciones, en la traducción de sus sentimientos y convicciones en su hacer, el hombre hace patente los valores, no tiene sentido fuera del hombre, pero no tiene tampoco sentido fuera de la confrontación humana con la vida, y más, en su confrontación con el sentido permanente y eterno de mejorar que debe tener la Historia.

Esos son valores, los que han encaminado al hombre, a los pueblos a la humanidad (en acciones) a mejorar a pesar de no haber sido incluso, entendidos en determinado momento de la vida. El valor para dotar al hombre de convicción debe estar conformado por dos elementos, lo moral y el conocimiento, la convicción tiene que venir en primer lugar de que esta acción sea realmente humana , en segundo lugar, esta acción tiene que estar traducida por el talento y el talento es cualidad del hombre que conoce, viene del conocimiento del mundo a través de la ciencia y de la observación constante de la vida y de los hombres. Estas son las bases de lo que siendo valores lo son, por estar ya probados a través de estos elementos en la propia vida. Son los que deben inspirar las acciones futuras y ayudarnos a determinar el camino del progreso individual y general.

El camino de la sensibilidad como método

Martí entendió que no se debía mostrar a los niños mundo distinto del real, y esto no quiere decir ausencia de fantasía y de maravilla, fantasía y maravilla hay en "La Edad de Oro" pero la mujer del pescador que no supo poner coto a la vanidad y la avaricia son víctimas a pesar de la maravilla del Camaroncito Encantado, y Meñique no creció físicamente un centímetro para ser rey, sus grandezas, como la verdadera, no estaba en su esmirriada y chocante a veces estatura, sino en sus virtudes y valores, y los niños maravillosamente lo entienden, entienden que el pequeño que cabía en la bota de su padre fuese amado y querido para siempre por una maravillosa princesa. La verdad y la vida verdadera se muestran a través de la fantasía y lo maravilloso.

"La Edad de Oro" trata de despertar en el niño el deseo no sólo de conocer y amar, sino de hacer lo bello. La dicotomía entre fealdad y belleza, vista siempre desde el punto de vista moral es una regularidad de la Revista. Su propósito: enseñar a desear la belleza y a rechazar la fealdad. Pero , y esto es lo mas importante ¿que es lo bello y qué es lo feo? incluso ¿qué es cómico o trágico, o sublime o heroico o bajo?. Los matices de la relación estética están dados aquí a través de la realidad ficción, logrando sin conceptos que los niños encuentren una medida para juzgar de los fenómenos reales e incluso clasificar, guiados siempre por un sólido código de principios morales, sin consignas, sin abstracciones, identificándose con la acción y valores de los hombres y mujeres que aquí se les muestran.

"La Edad de Oro", no miente a los niños al explicarles que el camino de la belleza y la bondad es muy difícil. No son sólo las grandes personalidades las que mueren por su deber entre miles de dificultades, es todo hombre, es todo hombre pequeño que tiene que ser capaz de perseverar a pesar de las oposiciones como Meñique con sus hermanos o Piedad eligiendo a pesar de todo el mundo a la muñeca negra, o al Emperador que finalmente reconoció la belleza de la independencia del canto dulce del ruiseñor verdadero, o Pilar que regaló sus zapatos a pesar de su mamá o... cada uno de los personajes de la Revista maravillosa, que viven esta vida verdadera y de conflictos en que las opiniones se contradicen, y seguir el camino de la virtud, de la bondad y de la belleza, en el deber encontrará siempre opositores. Martí enseña esto a los niños y enseña más, hay que tener una opinión propia sobre las cosas y empeñar hasta la vida cuando se cree con certeza en una causa, aunque se nos oponga, hay que decir la verdad, siempre la verdad, y ahí está el Padre Las Casas que no se cansó en noventa años de decir la verdad.

Este código de valores, vigente hoy mas que nunca, toma como esencial la belleza y la bondad, así Meñique vence a la larga, por su talento, pero también por su buen corazón ("tener talento es tener buen corazón; el que tiene buen corazón, ese es el que tiene talento")[11].

La bondad que no es otra cosa que hacer el bien sin cansarse, por eso los niños deben reunirse para hacer algún bien, o deberían entristecerse cuando pasa un día sin hacerlo, la bondad que se transparenta en cada personaje y resalta como elemento fundamental de cada héroe, que aparece graficada en el gesto del Padre Las Casas al amparar al indio, y en la india que se le echa a los pies para que la bendiga, o en Bebé que oye las historias de los criados negros de la casa o llama a su caballo " caballito de mi alma" o en Meñique cuando va a buscar a sus hermanos fracasados para que duerman en el palacio. La bondad es el atributo esencial humano, pero ser bondadoso es ser inteligente, para hacer el bien hay que saber, es por eso que cada página de la Revista es una clase de tan disímiles temas. Martí no ha tenido miedo de contarle a los niños de la Historia del Hombre, de las grandes obras de arte de la antigüedad, de la industria y de la ciencia. No ha sustituido los conceptos esenciales y ha sido capaz de definir con certeza los conceptos. 

Al leer pensamos lo difícil que resulta elaborar una definición para los niños. "La Edad de Oro" es un camino, una vía metodológica para ayudarnos a comunicarnos con los niños.

Conclusiones

1- “La Edad de Oro” es la concreción de una metodología del mejoramiento humano, tal y como fue sistematizada por José Martí. El Maestro fundamento ,partiendo de un propósito esencial, el de el cambio radical de la sociedad que le correspondió, una concepción alternativa sobre el desarrollo social cuyo centro es precisamete la formación de un hombre nuevo capaz de establecer nuevas relaciones con la sociedad, con los otros hombres y con la naturaleza, la base de esta transformación era la formación y educación en el hombre de un conjunto de valores cuyas bases esenciales eran el deber, la belleza entendida como perfeccionamiento y la bondad consciente acompañada del conocimiento de la vida y del mundo espiritual humano.

2- Tres aspectos, al menos pueden señalarse en la conformación de este propósito:
-La conformación de un ideal de hombre que tiene como base, su terrenalidad y que se expresa en la concepción historicista que no permite la especulación o abstracción en las definiciones y conceptos que trasmite y que tienen como centro, el compromiso del hombre con la verdad, la actividad creativa y trasformadora, la belleza y la bondad, inserto todo en el deber histórico y la convicción de que perfeccionarnos todos es camino de perfeccionamiento general.
-La traducción de este ideal es valores, trasmitidos desde la realidad con héroes históricamente comprometidos con causas de perfeccionamiento o a través de la ficción para señalar en la cotidianidad la presencia de los valores.
- El señalamiento de la vía de esta trasmisión de valores en el camino de la sensibilidad, para crear y formar valores hay que apelar a los sentimientos y las emociones, no sólo a os conocimientos y ala instrucción.


3-La concepción sobre el desarrollo de Martí se concreta en esta Revista que logró demostrar que los punto de vista teóricos se hacen vigentes en la medida que encuentran vías concretas de transformación practica.

[1]Martí, José, O. Completas, T XVIII, p.501
[2] Martí, José. O. Completas, T. XVIII, p 390.
[3] idem.anterior, p305
[4] idem. p357
[5] idem. p406
[6] idem. anterior p305
[7] idem.p446
[8] idem.p440
[9] idem.p308
[10] idem.p308
[11] idem.p324

Fuente:http://www.hottopos.com/vdletras4/pino.htm

miércoles, 1 de marzo de 2017

Juan Ramón Jiménez

Poeta español y premio Nobel de Literatura. Nació en Moguer (Huelva), y estudió en la Universidad de Sevilla. Los  poemas de Rubén Darío, el miembro más destacado del modernismo en la poesía española, le conmovieron especialmente en su juventud.

También sería importante la lectura de los simbolistas franceses, que acentuaron su inclinación hacia la melancolía. En 1900 publicó sus dos primeros libros de textos: Ninfeas y Almas de violeta. Poco después se instalaría en Madrid, haciendo varios viajes a Francia y luego a Estados Unidos, donde se casó con la que ya sería su compañera ejemplar de toda la vida, Zenobia Camprubí. En 1936, al estallar la Guerra Civil española se vio obligado a abandonar España. Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico, fueron sus sucesivos lugares de residencia. Moriría en este último país, donde recibió ya casi moribundo la noticia de la concesión del Premio Nobel.

PLATERO Y YO

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente:”¿Platero?”, y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal . . .

Come cuanto le doy. Le gustan naranjas, mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel. . .

Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña. . .; pero fuerte y seco como de piedra.


Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo: -Tiene acero . . . Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.