lunes, 13 de septiembre de 2021

Buen Viaje ... Amigo, Maestro... JJEscobar X 504



 

Ultima Lectura de JJEscobar X 504...

 

TALLER DE POESÍA 2021 09 04

BIBLIOTECA PÚBLICA PILOTO DE MEDELLÍN

 

CARL SANDBURG

(1878-1967)

 

GLOBOS DE A CINCO CENTIMOS

Pietro lleva veinte globos rojos y azules en una cuerda.

Flotan y bailan tirando del brazo de Pietro.

Un níquel cada uno es por lo que se venden.

 

Niños que los desean le van pisando a Pietro los talones.

 

Los vende todos y se va andando por las calles solo.

 

NEW HAMPSHIRE OTRA

Recuerdo oscuras aguas de invierno,

recuerdo esbeltos abetos blancos,

recuerdo soñolientas colinas en el crepúsculo,

recuerdo haber cruzado en tren a todo lo largo de New Hampshire.

Recuerdo una estación llamada «Halcion», y un frenero gritando a los pasajeros
         Halción, Halción.

Recuerdo haber oído decir a los sacadores de oro que apenas sacaban suficiente
         para el anillo de matrimonio.

Recuerdo un apuesto muchacho diciéndome que su padre recibe cartas con solo
         la dirección Robert Frost, New Hampshire.

Recuerdo un viejo irlandés diciéndome: <<Tiene cara de violín y todo el que lo ve
         tiene que amarlo».

Tengo un recuerdo, dos recuerdos, diez recuerdos; tengo un pequeño envoltorio
         de recuerdos en un pañuelo.

 

Una estrella temprana acunada en la luna

un rio oscuro con un puñado de estrellas aprisionadas.

Las luces de un automóvil subiendo una colina,
un tiro de caballos arrastrando un trineo cargado de leña,

un muchacho en esquís enderezándose tras un sopapo.

Recuerdos de uno en uno y uno en uno, cruzando en tren a través de New Hampshire:
         tengo un pequeño envoltorio de recuerdos en un pañuelo.

 

CARRERAS Y HITS

Yo recuerdo a los peloteros de Chillicothe peleando contra los peloteros de Rock  
         Island en un partido de diecisiete innings que acabo por la oscuridad
y las espaldas de los peloteros de Chillicothe eran como un humo rojo contra
         el crepúsculo y las espaldas de los peloteros de Rock Island eran como un
         humo amarillo contra el crepúsculo.

Y la voz del juez se enronquecía contando bolas y strikes y outs y la garganta del
         juez se debatía entre el polvo por un canto.

 

PELIRROJA, CAJERA DE RESTAURANTE

Echa hacia axis tu pelo, muchacha pelirroja.

Deja estallar tu risa y muestra las dos altivas pecas de tu barbilla.

Hay en alguna parte un hombre que anda buscando una muchacha pelirroja que
         tal vez un día se asomara a tus ojos en busca de una cajera de restaurante y
         hallará una enamorada, tal vez.

Dando vueltas y vueltas andan millares de hombres a la caza de una muchacha pelirroja
         con dos pecas en su barbilla.

Los he visto cazando, cazando.

Echa hacia atrás tu pelo, deja estallar tu risa.

 

SOPA

Vi a un hombre celebre bebiendo sopa.

Digo que se llevaba un caldo espeso

a la boca con una cuchara—

Su nombre salió en los diarios ese día

escrito en grandes titulares negros

y miles de personas hablaban de el—

 

Cuando lo vi

estaba sentado agachando la cabeza sobre un plato

llevandose la sopa a la boca con una cuchara.

 

EL VENDEDOR DE PESCADO

Conozco a un judío vendedor de pescado allá abajo en Maxwell Street con un vocerron
         como el viento del norte soplando sobre los maizales en enero.

Levanta los arenques delante de sus presuntos compradores con un jubilo igual al del baile de la Pavlova.

Su cara es la de un hombre infinitamente feliz de vender pescado, infinitamente

feliz que Dios haya creado pescados y compradores a los que poder gritar su mercancia desde un carrito de mano.

 

BILBEA

(DE UNA TABLETA BABILONICA DEL CUARTO MILENTO A. C.)

 

Bilbea, estuve el sábado en la noche en Babilonia.

No te vi ni por asomo en ningún sitio.

Fui al lugar de siempre y estaban las otras, pero no Bilbea.

 

¿Te has ido a otra casa? ¿O a otra ciudad?

¿Por qué no escribes?

Lo he sentido. Me volví a casa medio enfermo.

 

Dime coma te va.

Mándame alguna clase de carta.

Y cuídate.

EXPRESO

Voy en un tren expreso, uno de los trenes más macanudos de la nación.

Disparados a través de la pradera entre la neblina azul y el aire oscuro van quince carros de puro acero llevando un millar de personas.

(Todos los carros hierro viejo y sarro y todos los hombres y las mujeres que ríen en los carros comedores y dormitorios serán cenizas).

Le pregunto a un hombre en el salón de fumar para donde va y me responde: «Omaha».

 

OMAHA

Graneros rojos y vaquillas rojas puntúan los verdes círculos de grama en torno de Omaha, los granjeros arrastran tanques de crema y carretadas de quesos.

Chiqueros de pizarra más allá del rio en Council Bluffs y pequeñas cabañas cuelgan de un hilo sobre la falda de los cerros por detrás de Omaha.

 

Un empalme de acero ata a los familiares de Iowa y de Nebraska sobre el amarillento Missouri, de grandes cascos.

 

Omaha, la pendenciera, sustenta tropas,

come y jura con la cara sucia.

Omaha trabaja en dar al mundo un desayuno.

 

¿QUIEN?

Quien puede hacer un poema de las profundidades del cansancio

y hacérselo entender a los que nunca han visto las profundidades?
         Los que ordenan lo que quieren

          cuando lo quieren:

          podrán comprender a los miles de abajo

que vuelven a casa donde su esposa y sus hijos, de noche

y noche tras noche, hasta aquí demasiado valientes e indómitos,
         para decir: «Todo me duele»?

         como no puede un poema ocuparse del costo de producción

         y dejar fuera la definida miseria que paga

un precio permanente en salud destrozada y temprana vejez?
         ¿Cuándo se pondrán ingenieros y poetas?

          de acuerdo en un programa?

Sera un día frio? ¿Sera una hora especial?
         ¿Habrá algún tonto entonces?

          ¿Y si es así, quien?

         ¿Yque dice la Biblia Cristiana?

¿el Corán mahornetano y Confucio y los sintoístas?
         ¿Y las Encíclicas de los Papas?

         ¿Habrá algún tonto entonces?

          Y si es así, ¿quién?

 

WALLACE STEVENS

(1879-1955)

 

SOLILOQUIO FINAL DEL AMANTE INTERIOR

Luz primera luz de la tarde, como en un cuarto

en el que descansamos y, casi por nada, pensamos

que en el mundo imaginado es el último bien.

 

Este es, por tanto, el más intenso rendezvous.

En este pensamiento es que nos recogemos,

fuera de todas las indiferencias, en una sola cosa:

 

Dentro de una sola cosa, un solo chal

bien envueltos en él, pues somos pobres, un calor,

una luz, sin poder, la milagrosa influencia.

 

Ahora aquí, nos olvidamos el uno al otro y de nosotros.

Sentimos la oscuridad de un orden, un total,
un conocer, lo que arreglo la cita,

dentro de su vital circunscripción, en nuestra mente.

Decimos Dios y la imaginación son uno.
Cuan arriba la candela más alta ilumina lo oscuro...

 

Y fuera de esta luz, de esta mente central,

hacemos nuestra casa en el aire nocturno,

en que estar los dos juntos es suficiente.

 

ANECDOTA DE LOS HOMBRES POR MILLARES

El alma, dijo, se compone

del mundo entero.

 

Hay hombres del Este, dijo, que son el Este. Dijo

que son del este

Hay hombres de una provincia

que son esa provincia.

Hay hombres de un valle

que son ese valle.

 

Hay hombres cuyas palabras

son los sonidos naturales

de sus lugares

como el cacareo de los tucanes

en el lugar de los tucanes.

 

La mandolina es el instrumento

de un lugar.

¿ Hay mandolinas en las montañas del Oeste?

¿ Hay mandolinas en las lunas del Norte?

El traje de una mujer de Lhasa,

en su lugar,

es un elemento invisible de ese lugar

hecho visible.

 

H. L. MENCKEN

(1880-1956)

 

LA CAPITAL DE UNA GRAN REPUBLICA

El Cuarto Secretario de la Delegación del Paraguay

El empleado principal de la Comisión de la Cámara de Representantes
         para Artes Industriales y Exposiciones

El secretario del secretario del Secretario de Trabajo

El hermano del ex-Diputado del tercer distrito de Idaho

El mensajero del bodeguero de la bodega del Senado

El portero de la oficina de la Comisión de la Cámara
         para la disposición de papeles inútiles

El primer corresponsal del BANNER de Toomsboro Ga.,
         en la galería de la prensa en el Senado

La estenógrafa del primer asistente entomólogo del Bureau de Industrias Animales

El tercer asistente del principal computador de la Oficina del Almanaque Naval

El Vice Fiscal General encargado de la investigación de fraudes postales
         en los estados centrales del Sur

La ex-esposa del ex-secretario del ex-miembro de la Comisión Comercial Interestatal

El hermano de la esposa del Encargado de Negocios de Checoslovaquia
El agente de prensa del Capellán de la Cámara

El portero suplente, en funciones, de la galería de visitantes del Senado

El nuevo Senador por Delaware

El asistente del secretario del empleado principal de la División de Revisión de Cuentas y Erogaciones, Sección de Sellos y Abastos

de la Administración de Correos

El Agregado Comercial de la Legación Americana en Quito

El chofer del cuarto Sub-Administrador General de Correos

El ascensorista suplente, en funciones, del Monumento de Washington

El hermano de la esposa del cufiado del Vice-Presidente

La tía de la hermana de la esposa del encargado de la Jefatura del Protocolo del Departamento de Estado

El vecino del primo del padrastro de la cuñada del párroco del Presidente

La superintendente de las carretilleras del Almacén provisional B7,
         de la Oficina de Astilleros y Muelles de la Marina

El asistente empleado confidencial del empleado principal del principal registrador de la Oficina de Patentes

El ayuda de cámara del Presidente de la Corte Suprema.

 

EL SANTUARIO DE LA MEMORIA

El pueblecito de Kirkwall, en las Islas Orkney, envuelto en una niebla de mediados de invierno, encantador y horizontal como un grabado japonés.
San Francisco y el Golden Gate desde la cima de Twin Peaks.
Gibraltar en un día de primavera, todos tonos pastel, coma el telón de fondo de una comedia musical.

Mi primera visión del trópico, las palmeras surgidas de pronto entre la oscuridad de la madrugada, la tremenda quietud, el olor agridulce,

la inconmensurable extrañeza.

El Trentino una mariana gloriosa, subiendo de Verona al Paso del Brenero.

Alemania Central de Bremen a Múnich, todo en un solo día, con los manzanos en flor.

Copenhague, una noche de farra, con la Polizei por toda la ciudad buscando al norteamericano que arruino el piano.

Cristiana en enero, con la estatua de Ibsen, encapuchada de nieve apareciendo en la semi-oscuridad como un fantasma en un sótano.

La playa de la isla Tybe, con el suave, escalofriante ruido de los cangrejos.

Un niño que jugaba en un descampado de una población abandonada por Dios en el desierto de Wyoming.

El montoncito de piedras en la costa de la isla de Watling (San Salvador),
         que señala el lugar del desembarco de Colon.

Una aburrida noche en un hotel de Búfalo, leyendo la Versión Americana Revisada del Nuevo Testamento.

El día que recibí las pruebas de mi primer libro.

 

WITTER BYNNER

(1881-1968)

 

UN GRANJERO RECUERDA A LINCOLN

<¿Lincoln?—

Bueno, yo estuve en el antiguo Segundo Regimiento de Maine,

el primer regimiento del Estado del Pino que llego a Washington—

Claro que no llegue a sentir el olor de la pólvora;

solo estuvimos allá para guardar la capital—

todos nosotros éramos novatos.

 

Nunca he estado en el teatro en mi vida—

No supe, pues, de qué manera conducirme.

Desde entonces nunca he estado ahí.

Aun puedo ver tan claro como si fuera mi sombrero el palco en que él estaba cuando le dispararon—

Créame, amigo, hubo un gran pánico

¡cuando encontramos que el Presidente estaba como estaba!

Nunca vi un soldado en el mundo que no lo quisiera.

 

Si, amigo. No se olvidaba su figura así no más.

Era un hombre enjuto,

era un viejo granjero.

Todo estaba muy bien, ya lo creo,

aunque no era bien parecido que se diga,

nada de eso.

Cara flaca, de cuello largo,

y el labio grueso como salido.

 

Y era un tipo divertido— siempre bromista;

y no estaba tan encumbrado que los muchachos no pudieran hablarle a la manera de ellos.

Cuando yo estaba de servicio en el Hospital,

el solía venir y me decía: <Estas muy bien aquí».

Animarnos, ve usted.

Y se agachaba y les hablaba a los muchachos—

Y les hablaba con tanta intimidad —tan cariñoso—

Por eso es que le digo que era un hombre del campo.

No le quiero decir que no haya estado bien todo lo de él, me entiende,

nada más que —bueno, yo era un granjero—

Y él era mi vecino, el vecino de todos,

apuesto que pasta a ustedes los jóvenes de ahora les hubiera gustado».

 

 

 

 

 

 

JAMES OPPENHEIM

(1882-1932)

 

EL ESCLAVO

Liberaron al esclavo, rompiendo sus cadenas...

Y qued6 tan esclavo como siempre.

 

Estaba todavía encadenado al servilismo,

estaba todavía maniatado a la indolencia y la pereza,

estaba todavía atado por el miedo y la superstición,

la ignorancia, la suspicacia, el salvajismo...
La esclavitud no estaba en las cadenas,
sino en el mismo...

 

Solo se pueden liberar los hombres libres...,

y esto es innecesario:

los hombres libres se liberan solos.

 

WILLIAM CARLO S WILLIAMS;

(1883-1963)

 

NANTUCKET

Flores en la ventana

lila y amarillo

 

alteradas por cortinas blancas—

en la bandeja de vidrio

 

un jarro de vidrio, el vaso

volteado para abajo, junto al cual

 

hay una llave —y el

blanco lecho inmaculado

 

LA CARRETILLA ROJA

tanto depende

de

 

una carretilla

roja

reluciente de gotas

de lluvia

junto a las gallinas

blancas.

 

EL TERMINO

Una hoja arrugada

de papel de envolver

del tamaño

y aparente volumen

de un hombre iba

rodando con

 

el viento despacio y

rodando en

las calles cuando

 

un auto le pasó

encima y

la aplastó

 

en el suelo. Al contrario

de un hombre se levantó

otra vez rodando

 

con el viento y

rodando lo mismo

que antes.

 

LA JOVEN SENORA

A las diez A.M. la joven señora

anda en negligée detrás

de las paredes de madera de su casa.

Yo paso solo en mi auto.

 

Entonces baja otra vez a la acera

a llamar al del hielo, al del pescado, y se queda tímida, sin corset, recogiéndose

mechones sueltos de pelo, y la comparo

a una hoja caída.

 

Las ruedas silenciosas de mi auto

se precipitan crepitando sobre

hojas secas mientras saludo y paso sonriendo.

 

DEDICACION DE UN LOTS DE TERRENO

Este lote de terreno

frente a las aguas de esta ensenada

es dedicado a la viviente presencia

de Emily Dickinson Wellcome

que nació en Inglaterra; se casó,

perdió a su marido y con
su hijo de cinco años

se embarcó para New York en un velero;

fue llevada a las Azores

llegó al garete a los bancos de Fire Island,

se halló a su segundo marido

en una pensión de Brooklyn,

se fue con él a Puerto Rico

tuvo tres hijos más, perdió

a su segundo marido, vivió una vida dura

por ocho años en Santo Tomas,
Puerto Rico, Santo Domingo, siguió
a su hijo mayor a New York,
perdió a su hija, perdió a su «bebe»,
tomo a los dos muchachos del
hijo mayor de su segundo matrimonio

hizo de madre —estando ellos
sin madre— peleo por ellos
contra la otra abuela

y las tías, los trajo aquí

verano tras verano, se defendió

aquí contra los ladrones,
tormentas, sol, incendios,
contra las moscas, contra las

que venían a husmear, contra

sequias, contra malezas, crecidas del mar,

vecinos, comadrejas que robaban sus pollos,

contra la debilidad de sus propias manos,

contra la creciente fuerza de

los muchachos, contra el viento, contra

las piedras, contra los transgresores,
contra las rentas, contra su propio juicio.

 

EZRA POUND

(1885-1972)

 

ULTERIORES INSTRUCCIONES

Vamos, cantos míos, expresemos nuestras más bajas pasiones,

expresemos nuestra envidia por el hombre con empleo permanente
                                              y ninguna preocupación sabré el futuro.

Sois muy ociosos, cantos míos,

temo que vais a acabar mal.

Os plantáis por las calles.

Haraganeáis en las esquinas y en las paradas de los autobuses,

no hacéis nada del todo.

 

Ni siquiera expresáis nuestras nobles cualidades internas;

acabareis muy mal.

 

Ly yo?

Me he vuelto medio loco.

Tanto os he hablado que

                          casi os veo ya alrededor mío,

¡insolentes bestezuelas! sinvergüenzas! faltas de atavió!

 

Pero tú, canto, el más nuevo de todos,

aun no tienes edad para haber hecho tanto daño.

Te conseguiré una casaca verde en China
con dragones bordados en ella.

Te conseguiré las bragas de seda escarlata

de la estatua del Niño Jesús en Santa María Novella;

no vaya a ser que digan que no tenemos gusto
o que no hay sangre azul en la familia.

 

TEMPORA

¡Io! ¡Io! iTamuz!

La Dríada está en mi patio

con lastimeros, quejumbrosos gritos.

(Tamuz. ¡lo! iTamuz!)

Oh, no, no está gritando: «Tamuz».

Dice: ¿Pueden publicarse mis poemas esta semana?

El dios Pan no se atreve a preguntarte:

¿pueden publicarse mis poemas esta semana?».

 

LA BUHARDILLA

Vamos, compadezcamos a los que están mejor que nosotros,

vamos, amigo, recordemos

            que los ricos tienen camareros y no amigos

y nosotros tenemos amigos y no camareros.

Vamos, compadezcamos a los casados y a los no casados.

 

La aurora entra con pasitos menudos

           como una dorada Pavlova,

y yo estoy junto a mi deseo.

Y la vida no tiene nada mejor

que esta hora de diáfana frescura,

           la hora de despertarnos juntos.

 

 

LA ISLA EN EL LAGO

Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones,

dame a su tiempo, te suplico, una tiendita de tabaco,

con las brillantes cajitas

            primorosamente apiladas en los estantes

y el fragante tabaco Cavendish suelto
           y la picadura,

y el brillante Virginia

           suelto en los vasos de vidrio,

y un par de balanzas no demasiado grasientas,

y las prostitutas entrando de pasada para una palabra o dos,

para una broma, y arreglarse el pelo un poquito.

 

Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones,

préstame una tiendita de tabaco,

          o instálame en alguna profesión

que no sea esta maldita profesión de escribir,

          donde uno necesita su cerebro todo el tiempo.

 

MARIANNE MOORE

(1887-1972)

LA POESIA

A mí también me disgusta; hay cosas que son importantes,
         más que todo este violineo.

Leyéndola, no obstante, con perfecto desprecio por ella,
         se descubre que hay en ella,

después de todo, lugar para lo genuino.
         Manos que pueden agarrar, Ojos

         que pueden dilatarse, pelo que puede erizarse,

             si debe; estas cosas son importantes, no porque una

 

altisonante interpretación pueda encajarse sobre ellas, sino porque son

útiles; cuando se vuelven tan derivativas hasta volverse ininteligibles,          la misma cosa puede decirse de todos nosotros que nosotros
         no admiramos lo que

          no podemos entender; el vampiro,

               colgado cabeza abajo o en busca de algo que

 

comer; los elefantes, empujando; un caballo salvaje, revolcándose;
         un incansable lobo, bajo

un árbol; el inconmovible critico que sacude su piel como caballo al               sentir una pulga; el baseball-fan,

el estadístico; ni es valido

         hacer una discriminación contra «documentos comerciales y

 

textos escolares; todos estos fenómenos son importantes.
         Debe hacer una distinción,

sin embargo; cuando son arrastrados a prominencia por semipoetas,
         el resultado no es poesía,

ni hasta que los poetas de entre nosotros puedan ser
         «literalistas de

         la imaginación», por encima de

         insolencia y trivialidad, y puedan presentar

 

TALISMAN

En un mástil quebrado,

por el mar arrojado

junto a la nave rota,

 

un pastor tropezó

y en la arena encontró
         una gaviota

 

de lapislázuli, fino

amuleto marino,

con alones abiertos,

 

crispadas garras de coral

y pica en alto para saludar

a los marinas muertos.

 

LOS MONOS

parpadeaban demasiado y les tenían miedo a las culebras. Las cebras, supremas en su anormalidad; los elefantes de pies color de niebla

y estrictamente prácticos colguijos

allí se hallaban, los pequeños felinos; y el papagayo

trivial y necio, al ser examinado, destrozando

corteza y porciones de la comida que no se podía comer.

 

Recuerdo su magnificencia, ahora no más magnifica

que borrosa. Es difícil recordar el ornamento,
         lenguaje y precisa manera de ser de las que pueden

llamarse amistades menores de veinte

años atrás; pero no lo olvidare a el —aquel Guiljames

entre los carnívoros peludos—, aquel felino con las

 

cuneiformes, grises pizarrosas pintas en sus patas delanteras y la intrépida cola; astringentemente diciendo: «Se nos han impuesto con sus pálidas, medio lanzadas protestas, temblando en torno nuestro

con inarticulada furia, asegurando

que no es para nosotros el comprender el arte, encontrándolo

todo tan difícil, examinando la cosa

 

como si fuera inconcebiblemente arcana, tan simetri-

camente frígida como si hubiera sido labrada en crisofraso
         o mármol, tirante de tensión, maligna

en su poder sobre nosotros y más honda

que el mar cuando profiere adulaciones a cambio de cáñamo,

centeno, cebada, caballos, platino, madera y pieles».

 

T.S. ELIOT

(1888-1965)

 

EL BOSTON EVENING TRANSCRIPT

Los lectores del Boston Evening Transcript

se mueven en el viento como un maizal maduro.

Cuando el atardecer se apresura en la calle ligeramente,

despertando en unos el apetito de la vida

y a otros dándoles el Boston Evening Transcript,

subo las gradas y toco el timbre, volviéndome

cansado, como uno se volvería a decir adiós a La Rochefoucauld,

si la calle fuese el tiempo y el al final de la calle,

y digo: «Prima Harriet, aquí está el Boston Evening Transcript».

 

MI TÍA HELEN

Miss Helen Slingsby era mi tía soltera,

y vivía en una casita cerca de una plaza elegante

cuidada por sus sirvientes que eran cuatro.
Y cuando ella murió hubo un silencio en el cielo

y un silencio allá en su calle.

Se abrieron las persianas y el director de la funeraria limpió sus zapatos. Se daba cuenta de que cosas como esta ya habían ocurrido.
Los perros habían tenido parte en el testamento,
pero poco después también el loro murió.
Continúe el tictac del reloj de Dresden en la chimenea,
y el lacayo se sentó sobre la mesa de comer,
con la segunda doncella en sus rodillas,

que había sido tan cuidadosa cuando su señora vivía.