miércoles, 25 de junio de 2025

Juan Rivas

 






Poemas
De
Juan Rivas


CITADINO

Ni las calles, ni el instante
reflejan mi desencanto...


Soy visionario de una noche inconocida
donde mi desespero me aprisiona
en laberintos.


Las gentes parecen metálicos sueños
tan lejanos y aglutinados...
Seres que sueñan sueños de cartón.


Mefistófeles enmascarado
 con disfraz de poeta:
sandalias de sueño
vestido de palabra...


Sólo es un pobre diablo
 arrasado de progreso
y de ciudad prostituta.



                  
                           
                 


Gris 6 P.M.

Muere el sol
 se hunde mi pecho
 en la desértica
 angustia.


Baila mi alma los
nueve círculos...


“Ansiedad de piel
en la danza del
derviche”


LECTURA DE UN SUEÑO EN LA TAZA DEL DÍA


El sueño de siempre
 el cordón, la pipa, el rostro de
 mujer en la taza.


El día que se riega, el sol que
 me sigue
 rostro de mujer que me abraza.


El cordón que me ahoga, rostro de
 mujer
en la pipa.


La mujer que se riega, el rostro
 del sol
 en la taza.


El sueño de siempre:
 el sol, la pipa, el rostro del sol
 en la taza.


El humo de siempre cuando el día
se riega
 y la pipa suelta el humo
 pausado...


El sol que me abraza y el rostro
 de mujer
 en la taza.

FICTICIO?

Pasa las horas
 frente al computador
 esperando escribir
 un poema.


Y el poema dice no.


Pequeño castigo a
 quien desperdicia
 la vida
 por un simple poema.
La caricia de la luna
 sobre la piel del sueño
 abarca la noche
 en su abrazo.


El callejón del barrio
“ secreto a flor de piedra”
guarda el último suspiro
 del suicida.


El alto puente ayuda a
 decir adiós


Y el polvo
 vuelve al polvo.


No cumplir metas
 ni  llenar de huellas
 el camino trazado


Llegar al revés
 y sembrar de olvido
 los pasos


Otra forma de borrar
 el sendero...

“Palindromia del suicida”
LA CHICA DE  LA BANDA


La chica de la banda
 baila sobre un pedestal
 de vuelos.

El redoblante vibra al ritmo
 de su cuerpo
 es sueño la música
 en sus piernas.

 Vuelan en su risa mil cometas
 y queda el camino perfumado
 de sonidos
 sobre el sol se aleja vestida
 de alegría.


PIZARNIK

La mariposa cruzó
la llamarada a todo
vuelo.
Siempre amó el vuelo
pero más el silencio.


                                           

PIZARNIK

Hoy la poeta desayunó
 sol y angustia en la taza

Estigma de cansancio
 en los ojos

En su piel deseo
que se  desangra

La prostituta de Nazareth
deambula en las noches
bajo la luna, apedreada
de ausencias.
   …

SINFONÍA EN RE ANGUSTIADO

La noche rayó la nada
y el búho cantó su triste voz
 al desespero.

 En la negrura se desliza un beso
 de adiós
 a mi noche
  el beso lloró tu triste despedida
 Sinfonía de cadáver.


¡ Murciélagos, murciélagos,
 murciélagos!
al acecho

 Aquelarre...
 Adiós ... aquelarre
 Sinfonía de cadáver
 ojos que se van
 ojos verdes que mi instinto
 no retienen.
   …
   
ITINERARIO EN EL TIEMPO


Manecillas pedazo de luna

creciendo de angustia en el creciente

llorando de celo en abril

muriendo de pena en el asfalto,

 “el menguante de ilusión”

Así es la hora como vacía mirada

 sonrisa que salpica esquina

 son, son, son, son  esquinado

 rumba fiesta y sabor

 sabor de fruta y piel

 en sudor de amor.

 Así es la hora. Y el tiempo

 se extingue: en adiós, en beso

 o en los minutos que nos pasan

 en la angustia sola.

Mientras el reloj y sus manecillas son pedazos de luna
chisme de astronauta, cábala de ilusos, o simplemente algo
etéreo ... que se fue.

                                           
He logrado la exaltación
del día por medio del poema.

El poeta es un gato
en el filo  de la navaja.

Gracias al fuego,
al río, al alba
y al silencio
de las cosa simples
el poeta no se corta.

DIOSA BLANCA

( Coronada de ausencia)

La dama del aire
 ha penetrado en tu poema
 salta entre tus versos
 pulcra e íntima
 en su desnudez de luz.

 Se establece en tu imaginación
 y es la reina
 de corazones.

Pero en la calle
el pavimento deshace
 el sueño.

Para todos es la buscona
 de cabellos ardientes
 la meretriz de turno
 en el bar
que la zozobra habita.
Después de verlo caer del décimo piso
todos vieron desperdigadas
sus angustias por el suelo
como ejemplar de circo,
una flor roja para el olvido.

Sus prendas permanecen guardadas
 como viejas máscaras
en el museo de Poe.
               
CHEF



4-      Plato de luna

para el desprevenido transeúnte,

                                        ojos de noche sobre un azul

mustio, especial,

 para cenar estrellas.

5-      Salsa de Willy de manera

                                               elegante en algún bar lejano,

6-      Servir todo sobre el

mantel del cielo

 bordado de luceros

ebriedad, ...  y una pizca

 de mujer latina.

  …
                        
Llenar el pájaro de palabras
y el poema de pájaros
 para que al poema
 se lo lleve el viento...



Y el pájaro baje
 En forma de gotas
 Contra mi ventana
 Como en un canto de PERSE...



Y ser siempre ave
 Aunque adentro
Arrecie la tormenta.
  …
6 A.M.


Me anticipo a las asombradas
 caras,  que saludan
 el milagro del día...
 L a noche en vela, ya descansa
 en mi bolsillo.
 Ha cesado la batalla nocturna,
 las mujeres han vendido su cuerpo
 por el precio de las horas( alta paga)
 el ebrio gastó su último céntimo,
 el maleante va a descansar
 su ajetreo de cuchillos.

“Empieza el día con su buenaventura”


Y los que a esta hora van a dormir
a que estirpe pertenecen?..
Quién tira la moneda
 el cara y sello de la vida?
 

POEMA DE POETA JOVEN Y POEMA DE POETA SOLO

TOMA1

Si mi poema requiere
 un sol brillante
Y una chica que camine desnuda,
 Encontraré bellas playas en Brasil
 o Caracas...

Si es noche y lo pertinente
 Es un horizonte de luna llena:
 La luna de “Pakistán” y la mujer
Desnuda.

Si la imagen es bella y la mujer
 Bañada de luna moja sus cabellos
 En el mar...

¿ Qué le falta al poema?
“Un epígrafe y dedicarlo a
 alguien  famoso del sexo F”

voy a mi biblioteca, busco
 En el tarrito de los epígrafes
 Que cuidadosamente he guardado
 y clasificado por autores.

Si es poema con ladrones
Encontraré a Genet o Miller
Pero este poema con mujer desnuda
 Es un trabajo para Sade o sus
 secuaces, pero podríamos
 Llegar a violación...
  …

TOMA 2 (DEFINITIVA)

Regalo a ustedes este bello y
 simple poema:
 “Una hermosa mujer desnuda
 camina por una playa
 cualquiera, bañada por la luz
 de la luna, y el viento
 entre las palmas le hace
una canción”   

Fuente:https://neonadaismo2011.blogspot.com/2011/03/juan-rivas.html 

martes, 17 de junio de 2025

Aurelio Arturo

 




Poeta [1] nariñense (La Unión, febrero 22 de 1906 - Bogotá, noviembre 24 de 1974).

Hijo de un maestro de escuela

Aurelio Arturo Martínez era hijo del maestro de escuela Heriberto Arturo Belalcázar y de Raquel Martínez Caycedo. De su pueblo natal y de sus padres conservó siempre un vívido recuerdo, que encarnó en su poema mayor, de dimensiones épicas, "Morada al Sur". Realizó sus estudios de primaria en La Unión, acompañados de una rutina idílica, pastoril pero ruda, de amor al trabajo, a la sencillez de los campesinos y a la vida doméstica de provincia. Luego viajó a Pasto para hacer el bachillerato con los jesuitas, regresando a La Unión en las vacaciones. Por esta época su padre y su abuelo materno lo mantuvieron surtido de libros que mandaban traer desde Popayán, vista tempranamente la afición del muchacho por las letras. Ese mundo ideal se quebró con la muerte de su madre, cuando Aurelio contaba con 18 años.

Viaje a caballo de Nariño a Bogotá

Entonces su vida se tornó particularmente conflictiva con su medio y huyó, literalmente, en busca de un nuevo horizonte, hacia la capital colombiana. Lo hizo a caballo, en 1925, a escondidas de su padre, quien le envió entonces unos peones para que lo acompañaran en su camino a Bogotá. Se inició así una nueva etapa en la vida del joven poeta, que ya empezaba a escribir sus versos. Una etapa marcada por la nostalgia, mas no por el desarraigo; por la cotidianidad urbana, dividida entre los estudios de Derecho -y luego una infinita sucesión de cargos públicos- y el ejercicio literario - casi exclusivamente poético- con muy escasos acercamientos a los grupos y medios de divulgación. Es decir, comenzó ese silencioso y discreto quehacer que dejó una treintena de poemas memorables y un solo libro, una de las cumbres de la poesía colombiana contemporánea.

Publicación en la Revista de la Universidad Externado de Colombia

Instalado en Bogotá en 1925, inició sus estudios de Derecho en la Universidad Externado de Colombia. Ese medio le dio la oportunidad de publicar sus primeros poemas, en la revista Universidad, que dirigía Germán Arciniegas en su segunda época. Allí publicó, en 1928, los poemas "La Vela" y "Balada de Max Caparroja", los cuales no sobrevivirán a la 'purgá' de Morada al Sur, su libro único, publicado en 1963, que recogió, con implacable criterio de selección, su trabajo poético de toda una vida. En 1929 publicó en El Gráfico el único cuento que se le conoce: "Desiderio Landínez". Ya en 1931 se dio a conocer en el medio literario, por el espaldarazo de Rafael Maya, quien publicó varios poemas suyos en la Crónica Literaria de El País de Bogotá. Desde ese momento empezó a crear vínculos con los poetas jóvenes que surgían en los treinta, luego conocidos como piedracielistas, razón por la cual alguna vez se lo incluyó dentro de este grupo. Sin embargo, Arturo no sólo no publicó en los cuadernos de Piedra y Cielo, sino que su poesía tampoco guarda similitudes con la actitud y la visión del mundo de los poetas de esta generación.

Talentoso poeta y abogado

Alejado de los corrillos literarios e inédito, Aurelio Arturo combinó su lento trabajo poético, de lectura, creación y traducción (conoció en especial a los poetas contemporáneos de lengua inglesa), con sus labores como abogado, independiente al comienzo y luego funcionario de la rama judicial.

Conforma su hogar

En 1941 agregó una nueva dedicación a su vida tranquila, al contraer matrimonio con María Esther Lucio. Entre 1942 y 1948 nacieron sus cinco hijos, lo que completa el cuadro de un abogado, esposo y padre de familia que ejerce la literatura un poco en los intersticios y desde su refugio de la biblioteca casera.

Carrera poética

Su afán primordial no era la publicación ni la creación de una imagen literaria. Sin embargo, la crítica o, más bien, los escasos divulgadores de sus esporádicos poemas, asimilaban lentamente su trabajo. Un año clave en la difusión y conocimiento de éste es 1945, cuando publicó en la revista Cántico varios poemas fundamentales en su obra, y en la Revista de la Universidad Nacional el poema "Morada al Sur', que dará título a su libro. Desde el 45 hasta el 63 fueron siendo publicados casi todos los poemas que conforman Morada al Sur, de manera que la publicación del poemario en 1963 apenas vino a darle un rostro bibliográfico a una coherencia poética que ya era visible desde hacía años.

Funcionario

En ese mismo lapso realizó un viaje a Washington (1950), murió su padre (1954), trabajó en tribunales en Pasto y Popayán (1954-1958) -retorno al ambiente de su amado sur- y fue nombrado secretario general del Ministerio de Trabajo (1959). Los trece poemas que integran Morada al Sur, publicado al fin por el Ministerio de Educación, le valieron en 1963 el Premio Nacional de Poesía Guillermo Valencia. A partir de ese momento su nombre pasó a ser pieza fundamental de antologías e historias literarias colombianas, sin que su actividad como escritor se modificara un ápice, y sin que se produjera como reflejo un movimiento personal tendiente a publicar otro libro. Su vida y su obra siguieron el mismo rumbo, discreto y paulatino, que él mismo les imprimió desde su llegada a Bogotá.

Pensionado, continuó escribiendo

Profesionalmente Arturo concluyó labores en 1968, cuando se pensionó como funcionario del Ministerio de Defensa. Literariamente, continuó leyendo con más dedicación, traduciendo y colaborando muy de vez en cuando en algunas publicaciones culturales, con una que otra reseña bibliográfica; incluso llegó a dirigir un tabloide literario llamado El Escritor, que sólo alcanzó los dos números en 1972, y se extinguió según el ánimo de quienes en realidad estaban interesados en sacarlo adelante y quisieron contar con el nombre de Arturo. En lo que respecta a su poesía, en cambio, escribió muy poco después de 1963.

Últimos poemas

Durante siete años creó y pulió alrededor de quince poemas que fueron apareciendo, algunos, en revistas literarias. En 1970 escribió sus cuatro últimos poemas, los más celebrados de una presunta "segunda etapa": "Sequía", "Tambores", "Lluvias" y "Yerba". Arturo murió en Bogotá, el 24 de noviembre de 1974, meses después de haber recibido el doctorado Honoris causa en Filosofía y Letras de la Universidad de Nariño, y de haber dejado lista la segunda edición de Morada al Sur para Monte Avila de Caracas, con un poema adicional sobre la primera. Una vida sencilla, discreta, pero de extrema sensibilidad y sentido crítico respecto del oficio literario, un trabajo que, a, pesar de su lenta conformación, nunca fue abandonado.

Ponderación de su obra

La obra de Aurelio Arturo comienza a ser valorada y estudiada en profundidad desde los años ochenta; tardíamente, como sucede con los grandes poetas inclasificables, y más en un país tan dado al culto de las generaciones, los grupos y grupillos, las tertulias y las fáciles periodizaciones cronológicas. Como José Asunción Silva, Arturo es un poeta de un mundo original, y ello vale tanto para la temática de sus composiciones como para la mirada que ellas implican, esto es, su visión del mundo. Es cierto que hay un grupo de poetas que fue rodeando al cantor del sur, especialmente en sus últimos años, y que descubrieron en su poesía toda una veta de nuevas posibilidades, pero sobre todo de formas líricas de gran pulcritud y esmerada factura, distintas a una cierta generalidad de la producción poética nacional en este siglo (habría que citar a Fernando Charry Lara, Giovanni Quessep y Jaime García Maffla, entre estos 'admiradores', quienes por lo demás también crearon una poesía importante y personal).

Obra personalísima

Sin embargo, la poesía de Aurelio Arturo sigue siendo única y señera en un medio poético donde las inclinaciones épicas y el canto de la tierra nativa han cuajado en pésimos opúsculos. En efecto, la obra poética de Aurelio Arturo, aunque brevísima, tiene un carácter: el tono épico en armonía con una mirada íntima y el rigor estético, datos éstos que raramente suelen acompañar a la composición épica. Lo épico en Arturo es el canto de un pueblo a través de la evocación. No se trata de la ramplona e hímnica exaltación de héroes, personajes y productos típicos de un pueblo, siempre en oposición con otros pueblos, otros héroes, personajes y productos. Sencillamente, Arturo invoca un pasado que ha vivido y lo eterniza en la fantasía, no en la historia.

El mundo de Aurelio Arturo

Así, en su mundo de la infancia, cantado en "Morada al Sur" y otros poemas del libro homónimo, surgen a cada instante hadas, cámaras hechizadas, animales casi mágicos y trabajadores heroicos, que lo son por el solo hecho de que es memorable su trabajo y porque en el medio creado por el poeta son bellas presencias, recias, cumplidoras de un destino "que estaba para" el poeta. A1 mismo tiempo, cada elemento de la naturaleza es un cohéroe, un factor que contribuye a hacer dichoso el mundo cantado, que entonces se convierte en paraíso: Duerme ahora en la cámara la lanza rota en las batallas. Manos de cera vuelan sobre tu frente donde murmuran las abejas doradas de la fiebre, duerme. El río sube por los arbustos, por las lianas, se acerca, y su voz es tan vasta y su voz es tan llena. Y le dices, repites: Eres mi padre? Llenas el mundo de tu aliento saludable, llenas la atmósfera.

Estética universal

Soy el profundo río de los mantos suntuosos. Pero aparte del mitológico mundo cantado, país de la infancia, del verdor de la madre y del padre, la poesía de Arturo ostenta el sello de una estética que, como se ha dicho, no era hallable en el medio colombiano. Por ejemplo, es definitoria en él la lectura del poeta francés Saint-John Perse (1887-1975), y es posible sorprender giros casi idénticos a los de Anabase en "Morada al Sur". También la lectura de los poetas ingleses y de un español anglófilo como Luis Cernuda marca las preferencias del poeta nariñense.

En lo que respecta a una "segunda etapa", habría que enfatizar que lo único que modifica Arturo en su manera poética después de la publicación de Morada al Sur, no es la visión del mundo; que sigue siendo idílica, paradisíaca y de amor por los elementos naturales (así éstos no sean ya los del amado sur, aunque bien podrían serlo), sino cierto experimento en la versificación, el acortamiento de unos versos que no dejan, sin embargo, de ser narrativos [Ver tomo 4, Literatura, pp. 259-261].

Fuente : https://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php?title=Aurelio_Arturo