sábado, 18 de agosto de 2018

Neruda y sus lazos de amistad con la nación china...

Pablo Neruda (1904-1973), poeta chileno contemporáneo de prestigio mundial, destacó, entre otras muchas cosas, por considerar a toda la población mundial como sus propios hermanos, una actitud que se reflejada a pies juntillas en su mundo literario. La trayectoria recorrida a lo largo de su vida pasa irremediablemente por Asia, América Latina y Europa, lugares donde poseía una gran cantidad de buenos amigos e intelectuales literarios a los que apreciaba y que le apreciaban...


Un reportaje de
Wang Danruo
王丹若
En noviembre de 1950, con motivo de la celebración en Varsovia (Polonia) del III Congreso del Movimiento Mundial de Partidarios de la Paz, Pablo Picasso dibujó una paloma con una rama de olivo en el pico, imagen que Pablo Neruda (1) bautizó como la “Paloma de Paz” y a la que le dedicó los siguientes versos que todavía hoy en día siguen en vigor: La paloma de Picasso vuela sobre el mundo, nívea e inmaculada, llevando a las madres una palabra dulce, de esperanza, despertando a los soldados con el roce de sus alas para recordarles que son hombres, hijos del pueblo, que no queremos que vayan a la muerte. Y vuela sobre los monumentos y las ciudades, se queda pegada a todos los muros de todas las ciudades del mundo con el mensaje de la paz que el maestro Picasso envió con ella a todas partes (…).
En 1971 Pablo Neruda obtuvo el Premio Nobel de Literatura gracias al poder sobrenatural que desprendía su poesía, la cual, además, contribuía a reivindicar y a recuperar el sueño y el destino de un continente gigantesco.

Los tres viajes del poeta a China

En 1927, cuando contaba con 23 años de edad, tras licenciarse en la universidad, Neruda asumió el cargo de cónsul del Gobierno de Chile en Rangún (Birmania). El transatlántico que le llevaba hasta su destino diplomático desde su tierra natal hizo una escala de varios días en la ciudad de Shanghai, una metrópoli caracterizada por su modernidad y libertinaje, constituyendo así su primera visita a China. La vertiginosidad de la vida en esa urbe en pleno desarrollo, junto con el desconocimiento de la misteriosa cultura oriental, deslumbró y cautivó al poeta desde el primer momento.
Neruda asistió al I Congreso del Movimiento Mundial de Partidarios de la Paz que tuvo lugar en París en 1948, donde fue nombrado miembro del Consejo Mundial de la Paz. En ese mismo año recibió el Premio Stalin para la Consolidación de la Paz. Más tarde, cuando el Consejo se encontraba planificando la próxima sesión del congreso, tomó la decisión de invitar una delegación china a París, ciudad donde se celebraría dicha conferencia, a pesar de que China se encontraba en plena guerra civil (2). A pesar de todos los trámites y esfuerzos, se le denegó la entrada en Francia a la representación china, encabezada por Guo Moruo (3). Por ello, el comité del congreso decidió celebrar las reuniones en París y Praga al mismo tiempo.
En verano de 1957 Neruda realizó su tercer viaje a China. En compañía del poeta Ai Qing realizaron un crucero por el río de Yangtsé y atravesaron las Tres Gargantas. Este viaje por el interior de China supuso para el poeta una ocasión única para entrar en contacto directo con la civilización del país gracias a la contemplación del pintoresco paisaje montañoso, de los ríos y las aldeas.
La noticia de la conquista de Nanjing por parte del Ejército Popular de Liberación de China se propagó durante el congreso en las dos sedes y provocó una efervescencia de regocijo entre la multitud. “¡China, China!”, el poeta chileno gritó emocionado, con mucha ilusión de volver cuanto antes a este país para ver de primera mano las novedades acontecidas desde su primera visita.
Durante el III Congreso del Movimiento Mundial de Partidarios de la Paz convocado en Varsovia en el noviembre de 1950, Song Qingling (4) (1893-1981) —la entonces mujer más representativa de la población femenina china y galardonada ese año con el Premio Stalin para la Consolidación de la Paz—, fue nombrada consejera del mismo organismo por los esfuerzos y su contribución a la defensa de la paz mundial y la consolidación antifascista a lo largo de la Guerra de Resistencia contra Japón. Aprovechando la entrega de dicho premio, Neruda, como miembro del jurado que era, la visitó en Beijing en agosto de 1951 y observó en persona los cambios que tanto esperaba ver. Para él, China era un país nuevo. Además de presidir la ceremonia de concesión del galardón, Neruda, en compañía del famoso escritor de la Unión Soviética, Iliá Erenburg, tuvo la oportunidad de entrar en relación con varios autores chinos, tales como Dingling, Mao Dun, Xiao San y Ai Qing, con quien forjó una sincera y profunda amistad. Precisamente, este viaje le inspiró al poeta la creación de una poesía para rendir homenaje a China.


No fue hasta el verano de 1957 cuando Neruda realizó su tercer viaje a China. Para atender la llegada del matrimonio, su buen amigo Ai Qing voló a propósito desde Beijing al aeropuerto de Kunming (provincia de Yunnan) y les acompañó hasta Chongqing (entonces, provincia de Sichuan), desde donde cogieron el barco para realizar un crucero por el río de Yangtsé y atravesar las Tres Gargantas. Este viaje por el interior de China supuso para el poeta una ocasión única para entrar en contacto directo con la civilización del país gracias a la contemplación del pintoresco paisaje montañoso, de los ríos y las aldeas. Asimismo, le permitió experimentar la historia milenaria de esta gran nación. Mientras tanto el poeta chileno también observó el ambiente real revolucionario comunista que reinaba en toda China, tema que le preocupó sobremanera.

La amistad profunda entre Neruda y el poeta chino Ai Qing

Ai Qing (en chino 艾青, 1910-1996), famoso poeta contemporáneo chino galardonado con la Legión de Honor de las Artes y las Letras de Francia por el presidente François Mitterrand en 1980, miembro del Partido Comunista de China (PCCh) y poseedor de la Gran Cruz de la Orden de la Libertad, ha visto sus obras traducidas a más de 30 idiomas en todo el mundo. Neruda le concedió el título de Autoridad Mundial de la Poesía China y Fedorenko, sinólogo de la Unión Soviética, llegó a decir sobre él: “la poesía de Ai Qing está en condiciones de superar barreras entre países y de transcender en el tiempo gracias a su imperecedero encanto artístico. Me siento orgulloso de China por albergar escritores tan excelentes como Qu Yuan, Li Bai, Du Fu, Cao Xueqing o Ai Qing, los cuales no pertenecen únicamente a China, sino a toda la humanidad, pues su patrimonio literario ha sido compartido entre todos los humanos”.
Durante la Guerra de Resistencia contra Japón, Ai Qing elaboró unos cuantos poemas destacados, así tenemos Caminando hacia el sol, Antorcha, Trompetero, El norte, La carretilla o La llegada del amanecer, cuyo eje está centrado en despertar el entusiasmo, el vigor, el coraje y la valentía de la población para superar las dificultades. Otras obras suyas, como Nieves caídas en la tierra china, El norte, La carretilla, Burro y Camello expresan el sentimiento patriótico del mismo poeta y su simpatía y preocupación por el destino de la población china. Especialmente un poema titulado Amo esta tierra rinde homenaje a la patria china: ¿Por qué siempre tengo lágrimas en los ojos? Será porque amo esta tierra profundamente.
El primer encuentro entre Neruda y Ai Qing se remonta a 1951, año en que Neruda fue a Beijing a concederle a Song Qingling el Premio Stalin para la Consolidación de la Paz. Durante su visita a la capital china, Ai Qing le acompañó en persona y le mostró los lugares más entrañables de la ciudad, incluidos varios restaurantes donde se podía degustar la comida típica de Beijing. Cuando paseaban en barco por el Lago Kunming del Palacio de Verano, Neruda le cantó diversas canciones populares españolas aprendidas en Madrid.
En una ocasión Ai Qing le dijo bromeando: “Tu nombre en chino se dice Nièlŭdá (聂鲁达), la escritura del primer carácter consiste en tres “orejas”, como dos ya las tienes en la cabeza, ¿dónde quieres poner la tercera que te sobra?” Neruda no tardó en contestarle: “Me gustaría ponerla en el frente para que pueda escuchar el futuro”. Esta contestación provocó una fuerte carcajada. A pesar de tratarse de una visita de sólo una semana se forjó entre los dos una fuerte amistad que duró en el tiempo.
Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973 y fue enterrado con todos los honores en Santiago de Chile rodeado de soldados armados. Ai Qing y su mujer, Gao Ying, confinados en el desierto de Xinjiang, no se enteraron de su fallecimiento hasta muchos años después. Hasta el último día de su vida, Neruda tuvo colgada sobre su cama la pintura china titulada Imagen de 87 Dioses que le regaló Ai Qing cuando fue a visitarlo a Chile.
El segundo encuentro entre Ai Qing y Neruda tuvo lugar en 1954, aprovechando el 50 cumpleaños del poeta chileno el 12 de julio. Como consecuencia de dicho acontecimiento, Neruda invitó a muchos amigos suyos extranjeros provenientes de Checoslovaquia, Francia, Argentina, la Unión Soviética, China o Paraguay. Entre ellos se encontraba también Iliá Erenburg, Ai Qing y Xiao San. Teniendo en cuenta que en aquélla época la conexión aérea entre China y Chile no era tan rápida como hoy en día y que el país asiático no tenía relaciones diplomáticas con muchas naciones, el viaje de Ai Qing duró en total ocho días, haciendo escalas entre Praga, Ginebra, Lisboa, Río de Janeiro y Buenos Aires. Todavía se conserva la mesa de hierro alrededor de la cual Neruda y sus amigos se sentaron para celebrar su cumpleaños. Fue precisamente aquí donde Neruda recitó e improvisó poemas que dedicó a Ai Qing. En uno de ellos describe a su amigo chino como “un soldado solemne” y “hermano carnal”, además le concede el nombre de “hijo de las altas montañas y del océano”, “amigo del oleaje y del sol”. En total, Ai Qing permaneció durante un mes en Chile en compañía de Neruda.
Cuando en 1957 Neruda y su esposa visitaron China, Ai Qing les acompañó durante todo el viaje. En ese tiempo visitaron juntos el Bosque de Piedra (en Kunming), montaron en barco en el Lago Dian, viajaron por ríos y montañas de la provincia de Sichuan y escucharon monólogos en viejas casas de té. Más tarde, el matrimonio chileno y Ai Qing hicieron un crucero por el río Yangtsé desde Chongqing hasta Shanghai para contemplar la belleza natural de las Tres Gargantas. Tras varias semanas de trayecto, regresaron juntos a Beijing.
Un día de buena mañana, Ai Qing, acompañado de su mujer Gao Ying, acudió al hotel donde se alojaba Neruda a despedirles. Cuando tocó a su puerta, el matrimonio todavía no se había levantado. Ai Qing dijo pidiendo disculpas: “Hemos venido a despediros. Os deseamos un buen viaje de regreso”. A lo que Neruda respondió: “Pero, ¡no saldremos hasta mañana!”. Ai Qing se explicó añadiendo: “China está sometida a un movimiento anti derechista muy fuerte, por eso a lo mejor mañana no podremos venir a despediros. Las situación política está muy complicada y no se puede explicar con pocas palabras”. Esta fue la última vez que ambos poetas se vieron, pues no volvieron a coincidir nunca más. Al poco Ai Qing fue acusado de derechismo y enviado a una granja en Manchuria y se prohibió la publicación de sus novelas.
Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973 y fue enterrado con todos los honores en Santiago de Chile rodeado de soldados armados. Ai Qing y su mujer, Gao Ying, confinados en el desierto de Xinjiang, no se enteraron de su fallecimiento hasta muchos años después. Hasta el último día de su vida, Neruda tuvo colgada sobre su cama la pintura china titulada Imagen de 87 Dioses que le regaló Ai Qing cuando fue a visitarlo a Chile. Según el escritor chino simboliza la ilusión de tener 87 poetas en el mundo para alabar la paz.

Una amistad transmitida de generación en generación

El retorno de Ai Qing al mundo literario no ocurrió hasta ser liberado, ya en su vejez. Gracias a su buena relación con diversos poetas latinoamericanos, especialmente con Pablo Neruda, se contó siempre con él en cualquier actividad o reunión relacionada con América Latina o Chile. El hecho de que algunos poetas o amigos chilenos no se olvidaran de visitar a Ai Qing aprovechando sus viajes a China, ha convirtió al poeta chino en el máximo representante de las relaciones de amistad entre los dos pueblos.
No se puede olvidar que el 25 de octubre de 1971, día en que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) trató el tema de la presencia legítima de China en este organismo, los representantes chilenos, en apoyo del retorno de China a la vida política internacional, citaron varios versos extraídos del poema de Neruda dedicados a alabar a eses país asiático. A pesar de la distancia geográfica, Chile fue el primer país latinoamericano en establecer relaciones diplomáticas con China, el primero en su continente en firmar un convenio para la adscripción de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC), el primer país en reconocer el modelo y el estatuto económico chino como economía de mercado y también la primera nación sudamericana en crear el tratado de libre comercio.
Neruda siempre se esforzó por consolidad las relaciones y la amistad entre China y Chile, y creó la primera organización de amistad con China en toda América Latina: el Instituto Cultural Chileno-Chino, un puente fuerte, que hoy en día todavía mantiene su papel importante en el intercambio cultural entre los dos países.
Para conmemorar el centenario del nacimiento de Neruda, la Embajada de Chile en China convocó una ceremonia el 12 de julio de 2004. En ella concedió la Medalla Presidencial de Chile a cuatro ilustrados chinos: Li Zhaoxing, ex ministro de Asuntos Exteriores; Zhao Zhengjiang, catedrático del departamento de español de la Universidad de Beijing; Zhu Jindong, investigador del Instituto de Literatura Extranjera de la Academia China de Ciencias Sociales; y Zhang Guangsen, periodista de la Agencia de Noticias Xinhua. En total, existen en todo el mundo 115 especialistas y personas célebres de 66 países y regiones que han logrado dicha distinción.
Bibliografía:
  1. Peng Lin, Zhang Yi, Ai Qing y Neruda, La Cultura del Mundo, Núm. 6, 2009.
  2. Zhao Zhengjiang, Teng Wei, El retrato en la roca, El amor, poesía y revolución de Neruda, Editorial Popular de Shanghai, 2004.
  3. Luo Hanchao, Luo Man, La biografía de Ai Qing, Editorial de Hangzhou, 2005.
Notas:
1. Nacido como Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, cambió su nombre por el de Pablo Neruda en 1946.
2. La Guerra Civil China, que duró desde abril de 1927 hasta mayo de 1950, fue el conflicto armado que tuvo lugar en China entre el Kuomintang (Partido Nacionalista Chino; KMT), dirigido por Chiang Kai-shek, y el Partido Comunista de China (PCCh), liderado por Mao Zedong.
3. Guo Moruo (en chino Guō Mòruò o 郭沫若, 1892-1978) fue un escritor, poeta, dramaturgo y novelista chino contemporáneo muy prolífico. Escribió numerosos ensayos sobre historia, arqueología y cultura china y realizó las traducciones de escritores occidentales como Goethe, Walt Whitman o Pablo Neruda. Desde su juventud, se identificó con las ideas revolucionarias del Partido Comunista de China (PCCh). Tras la proclamación de la República Popular China en 1949, fue reconocido por el régimen comunista como uno de los principales autores de China y lo nombró presidente de la Academia China de las Ciencias.
4. Sòng Qìnglíng (en chino宋庆龄) fue la segunda esposa de líder revolucionario chino Sun Yat-sen (en chino Sūn Zhōngshān o 孙中山). Llegó a convertirse en una figura política muy influente en China tras la muerte de su marido.
Fuente:http://confuciomag.com/neruda-amistad-china

jueves, 16 de agosto de 2018

El influjo de China en la obra de Jorge Luis Borges...

La obra del escritor argentino Jorge Luis Borges (1899- 1986) despierta una gran fascinación en China. Una fama que logró extenderse en el país desde que su obra completa fuera traducida al chino en los años 80. En su producción literaria se encuentran abundantes referencias a China y sus narraciones breves, con un lenguaje conciso y un estilo escueto, contienen todo lo típico de los cuentos populares que son muy aceptados en China, país acostumbrado a los relatos fabulosos desde tiempo inmemorial.


Reportaje de
廖燕平 
El gran literato argentino Jorge Luis Borges lidera el ranking de escritores del actual auge que vive la literatura latinoamericana en este país. Sus obras arribaron como un fuerte viento primaveral que fecundó a la prolífica camada de novelistas de 

la llamada generación vanguardista a finales de la década de los años 70 del siglo pasado. Diez años más tarde, la publicación en la lengua de Confucio de su obra completa dio otro empujón definitivo a la fama del escritor argentino, que empezó a expandirse firme y rápidamente hacia todos los rincones del extenso país hasta tal punto que, hoy en día, leer a Borges se ha convertido en una moda literaria. Una moda que cautiva a millones de lectores del continente más poblado del planeta que leen entusiasmados todas las obras borgianas transcritas ya en ideogramas.   
Si pensamos en esta sorprendente pasión oriental por el eminente autor argentino resulta también destacable las abundantes referencias a China en su producción literaria. A los libros de fuentes occidentales que leía el joven Borges en la primera etapa de su formación literaria, se debe agregar la proliferación de obras orientales como el Libro de las mutaciones, Zhuangzi, Sueño en el pabellón rojo o las Selecciones de extraños cuentos del estudio Liaozhai. La conjunción de las dos tradiciones le brindó una extraordinaria erudición y le dio alas a la desbordante imaginación con la que edificó una nueva china en su creación literaria. Así, en La muralla y los libros vincula, de manera orgánica, la construcción de la Gran Muralla y la destrucción de los libros, dos proyectos consumados por el primer emperador Qin, para entender el motivo de las hazañas imperiales desde el punto de vista del tiempo y el espacio. Por otro lado, siguiendo la idea oriental de las mutaciones, Borges compone el relato El bastón de laca donde un emperador de la dinastía Liang posee un bastón mágico transformado por Zhangzi. Finalmente, en su cuento El Aleph, el autor plantea el problema de la limitación del lenguaje para tratar la divinidad ilimitada proyectada en un punto concreto, el Aleph, lo que nos hace recordar la frase del Libro de Tao: “Cuando Tao es pronunciado, dejará de serlo”.
Sin embargo, si profundizamos más sobre el influjo de China en Borges hallamos un género literario aplicado en las obras borgianas: los cuentos cortos. Mientras que los críticos literarios lo clasifican con etiquetas como surrealista místico, mágico o posmoderno, los lectores chinos prefieren saborear de forma directa e intuitiva sus fantásticos cuentos. Para el público oriental, es un gran escritor de pequeños relatos por excelencia. Su breve narración, su lenguaje conciso o el estilo escueto, contienen todo lo típico de los cuentos populares y que son muy aceptados en China, país acostumbrado a los relatos fabulosos desde tiempo inmemorial. Los chengyu, una especie de modismos o frases hechas por ejemplo, pertenecen precisamente al género de cuentos que, al transmitirse de generación en generación, se han convertido actualmente en un símbolo cultural. Esos relatos poseen gran popularidad y una vitalidad que arraiga en lo más profundo de sus lectores chinos. Aquí reside el origen del gusto natural por leer todos los cuentos cortos que el gran maestro argentino escribió sobre temas históricos, teológicos, filosóficos o artísticos.   
Por otro lado, sus libros rezuman una especial erudición si atendemos a su profundo contenido filosófico. Sus ideas metafísicas fascinan a la imaginación literaria china que está más acostumbrada a las parábolas o fábulas contenidas en sus propios modismos. En la ficción, Borges transmite rigurosos conceptos filosóficos a través de fantásticos personajes y confusas tramas. La metáfora y el simbolismo son dos herramientas que maneja magistralmente para jugar entre argumentos ambiguos o ficticios, y fenómenos reales de la vida cotidiana. Es esta mezcla, típicamente borgiana, entre la realidad y la ficción, la que más cautiva al lector chino que la suele calificar, a falta de una mayor precisión, como el toque de fantasía. 
 El jardín de senderos que se bifurcan de Borges es un cuento muy valorado desde una visión oriental. En dicha obra, el protagonista chino se ve envuelto en un juego adivinatorio que se desarrolla en dos cuentos superpuestos. 
Referencia fundamental de ese toque es, sin duda, El jardín de senderos que se bifurcan, un cuento muy valorado desde una visión oriental. En dicha obra, el protagonista chino se ve envuelto en un juego adivinatorio que se desarrolla en dos cuentos superpuestos. En el primero, la enorme adivinanza, se da como pista una supuesta novela china, El jardín de senderos que se bifurcan, escrita por un astrónomo de la dinastía Qing. Dicha novela resulta inacabada y su contenido no son sino numerosos fragmentos desordenados e incomprensibles que causan confusión. Pero Borges nos revela que el tema de la adivinanza es el tiempo. Su concepción en la antigua china, según este autor, es relativa y forma una sola unidad con el espacio. Los fragmentos de la novela, en este sentido, representan todas las posibles historias sucedidas en el mismo tiempo pero en lugares diferentes. Parecen tortuosos senderos de un jardín que se multiplican a medida que acontecen las diferentes posibilidades. Pero su caos es solo una apariencia ya que en el fondo las historias comparten y se relacionan con un mismo origen.
Construye el escritor aquí un jardín de tiempo ficticio para revelar el misterio de la longevidad de la cultura china: la continuidad circular que se transmite de padres a hijos y, por eso, los escritores antiguos siempre preferían añadir nuevos capítulos a los clásicos, en vez de crear diferentes libros. En el contexto de este concepto de tiempo ancestral, Borges se plantea la visión moderna en Occidente, por lo que introduce el segundo cuento cuyo protagonista es el biznieto del astrónomo anterior. Este descendiente se encuentra ahora en la Europa de la Primera Guerra Mundial donde lo convierten en un espía de Alemania acosado por un agente inglés de origen irlandés. Para informar a su superior de la existencia de una nueva instalación militar inglesa en Francia, el espía se ve obligado a cometer un asesinato. Al concluir su misión, sin embargo, es llevado a la horca. En ese segundo cuento, Borges urde una trama con los diversos lugares que ocupan países como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Irlanda y China, así como con el tiempo único de la guerra, y teje una enorme red espacio-temporal. Arrojados del jardín de tiempo protector, los individuos contemporáneos, supuestamente más libres, son atrapados por esta impersonal y cruel red y se convierten en víctimas de un destino caracterizado por la inestabilidad.
Con una pluma llena de profunda agudeza filosófica el escritor traza, sobre el fondo de las letras occidentales, los motivos orientales que confunden a la audiencia china. Al esforzarse por distinguir la realidad de la fantasía, la luna de su reflejo en el agua o la flor de su sombra en el espejo, el lector es invitado a caer en el laberinto borgiano en donde pensar o adivinar deviene un lúdico juego y, al mismo tiempo, se convierte en una manifestación espiritual. Una espiritualidad llena de sabiduría con la que Borges deslumbra, a pesar de la ceguera que le causó la enfermedad, al mundo entero como un faro a través de su luminosa creación literaria. Un ingenio que interviene en la realidad no por la vía de la objetividad sino mediante un juego entre la ilusión y lo real, lo que nos lleva de nuevo al concepto anterior, el toque de fantasía
Fuente: http://confuciomag.com/china-jorge-luis-borges