lunes, 28 de enero de 2013

Carlos Mario Garcés Toro... 01


I
En el valle profundo y oscuro
de huesos blanqueados por la lluvia,
por dientes de ratas que escarban la tierra,
vaga la muchedumbre de ruidosos y vacíos
por calles y parques de ciudades que se oxidan,
solos en el hastío y en su raquitismo interior.



II
Somos los hombres de la impostura,
esqueletos sin médula
de inquietudes espirituales y humanas.
Como ratones en muchedumbre
salimos a consumir el queso, el cebo y la trampa,
encantados por la música ilusoria del flautista
al que seguimos por entre imágenes que se repiten en tiendas.



III
Bajo este cielo de moneda rutilante
camina la horda embelesada
que trocó la parábola del talento
por el tráfago sin horizonte.
Alejándose de sí mismos,
de cuanto puede haber de divino.
Por eso sus días y noches de vigilia
son largas y llenas de tedio,
saben que inútil es el combate,
como inútil es el tormento del ánimo.



IV
La utopía de la producción de bienes
aplastó la conservación de las abejas y las flores.



V
Muchas palabras discurren por la pantalla
para entretenerte y acercarte al tedio,
te obligan a dirigirte a la ventana,
a tomarte el rostro entre las manos.

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