jueves, 16 de enero de 2014

Murió el poeta argentino Juan Gelman_ León Gil

A continuación la noticia; tal como la registró BBC Mundo, y unos videos del recital organizado por la TV Pública Argentina en 1911; titulado “Del amor”, en el que el poeta lee sus poemas acompañado del bandoneón de Rodolfo Mederos. (La noticia de estos videos me llegó; extrañamente, gracias a un email del poeta Juan Manuel Roca, el 6 de enero de 2014).
También van siete poemas; incluido el que – a no ser que no fuera esa la voluntad del poeta-  debería ser su epitafio.
Hoy yo; como tantos aludidos en sus textos y poemas, hago eco de las últimas palabras con que cierra su poemario Carta abierta; haciendo alusión al secuestro y asesinato de su hijo y su nuera: “Jamás lo daré por muerto”.

MURIÓ EL POETA ARGENTINO JUAN GELMAN
BBC MUNDO | ENERO 15 DE 2014
El escritor y periodista falleció este martes a los 83 años en Ciudad de México, donde residía desde hace más de 20 años. Autor de más de 30 libros, recibió importantes reconocimientos literarios, como el Premio Cervantes. 

El poeta, escritor y periodista argentino Juan Gelman falleció este martes a los 83 años en la Ciudad de México, en donde residía desde hace más de 20 años.
Es considerado uno de los más destacados autores sudamericanos del siglo XX.
Desde México, el lugar de su exilio, contribuía habitualmente con una columna para el diario argentino Página 12.
Autor de más de 30 libros, Gelman recibió importantes reconocimentos literarios, como el Premio Cervantes en 2007, el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (2000), y los premios iberoamericanos de poesía Ramón López Velarde (2003), Pablo Neruda (2005) y Reina Sofía (2005).
En su discurso de aceptación del Premio Cervantes, Gelman hablaba de la influencia de Cervantes en la literatura en castellano. "Se instala en un supuesto pasado de nobleza e hidalguía para criticar las injusticias de su época, que son las mismas de hoy: la pobreza, la opresión, la corrupción arriba y la impotencia abajo, la imposibilidad de mejorar los tiempos de penuria...".
Trágica vida personal
Pero quienes aman los versos de Gelman se sienten igualmente conmovidos por su trágica vida personal.
Activista de izquierda durante el régimen militar argentino, debió enfrentar la desaparición de su hijo y su nuera.
El 24 de agosto de 1976, los militares del régimen de la Junta Militar irrumpieron en su casa, pero él ya se había marchado al exilio.
Sin embargo, allí estaban su hija Nora, su hijo Marcelo y su nuera María Claudia.
María Claudia estaba embarazada de siete meses de un bebé que sería arrebatado de sus manos para ser abandonado luego en la puerta de la casa de la familia de un policía de Uruguay.
Gelman pudo reunirse con su nieta Macarena en 2000, casi 25 años después del secuestro.
Como explica el corresponsal de BBC Mundo en Buenos Aires, Ignacio de los Reyes, el caso fue uno de los de más alto perfil de las decenas que existieron en Argentina sobre robo de bebés que finalmente se reencontraron con sus familias biológicas.
Los restos de su hijo Marcelo aparecieron en 1990 en un río cerca de Buenos Aires dentro de un barril lleno de cemento. Fue asesinado de un tiro en la nuca.
Los restos de su nuera nunca fueron hallados.
"Recuerdos que no necesitan ser llamados"
El poeta argentino se refirió a estas pérdidas, que marcaron su vida y su obra.
"Hay recuerdos que no necesitan ser llamados y siempre están ahí y muestran su rostro sin descanso", reconoció en el mismo discurso de aceptación del Premio Cervantes.
"Es el rostro de los seres amados que las dictaduras militares desaparecieron. Pesan en el interior de cada familiar, de cada amigo, de cada compañero de trabajo, alimentan preguntas incesantes: ¿Cómo murieron? ¿Quiénes lo mataron? ¿Por qué? ¿Dónde están sus restos para recuperarlos y darles un lugar de homenaje y de memoria? ¿Dónde está la verdad, su verdad?
La nuestra es la verdad del sufrimiento. La de los asesinos, la cobardía del silencio. Así prolongan la impunidad de sus crímenes y la convierten en impunidad dos veces".
Este martes, la organización de hijos de desaparecidos durante el régimen militar argentino, Hijos, lamentó la muerte del poeta.
“Allá se va Juan, a contarles a los 30.000 que pudo encontrar a su nieta Macarena. Allá va Juan, a contarles a sus hijos Marcelo y Nora, y a su nuera María Claudia, cómo es Macarena, cómo es esa vida que no pudieron matar”, reza el comunicado de la organización.
"Pasan tantas cosas por delante de la ventana de mi vida... trabajos, redacciones, risas... porque Juan, hasta que pasó lo que pasó (su hijo y nuera desaparecidos) era un tipo con el mejor humor", recuerda por su parte el poeta Horacio Salas en declaraciones a la agencia oficial Telam.
“El único premio que le faltaba era el Nobel y nunca se anquilosó, ni acomodó, cuanto más lo premiaban más áspera y desafiante se volvía su poesía, cada vez buscaba más lejos y más hondo”, añadió el poeta y crítico argentino Daniel Freidemberg.

Epitafio

Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.

Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas,  lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

(Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín).

Oración de un desocupado

Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,!
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello

María la sirvienta

Se llamaba María todo el tiempo de sus 17 años,
era capaz de tener alma y sonreír con pajaritos,
pero lo importante fue que en la valija le encontraron
un niño muerto de tres días envuelto en diarios de la casa.

Qué manera era esa de pecar de pecar,
decían las señoras acostumbradas a la discreción
y en señal de horror levantaban las cejas con un breve vuelo no desprovisto de encanto.

Los señores meditaron rápidamente sobre los peligros
de la prostitución o de la falta de prostitución,
rememoraban sus hazañas con chiruzas diversas
y decían severos: desde luego querida.

En la comisaría fueron decentes con ella,
sólo la manosearon de sargento para arriba,
pero María se ocupaba de soñar,
los pajaritos se le despintaron bajo la lluvia de lágrimas.

Había mucha gente desagradada con María
por su manera de empaquetar los resultados del amor
y opinaban que la cárcel le devolvería la decencia
o por lo menos francamente la haría menos bruta.

Aquella noche las señoras y señores se perfumaban
con ardor
pero el niño que decía la verdad,
por el niño que era puro,
por el que era tierno,
por el bueno, en fin,
por todos los niños niños muertos que cargaban en las valijas
del alma
y empezaron a heder súbitamente
mientras la gran ciudad cerraba sus ventanas.


Gotán


 Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.

Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.

Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por la última vez.
El juego en que andamos
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

Opiniones

Un hombre deseaba violentamente a una mujer, 
a unas cuantas personas no les parecía bien,
un hombre deseaba locamente volar,
a unas cuantas personas les parecía mal,
un hombre deseaba ardientemente la Revolución
y contra la opinión de la gendarmería
trepó sobre muros secos de lo debido,
abrió el pecho y sacándose
los alrededores de su corazón,
agitaba violentamente a una mujer,
volaba locamente por el techo del mundo
y los pueblos ardían, las banderas.


Velorio del solo


En la fecha

Solo de ti, lleno de ti,
esta tarde a las 7,
el ciudadano de tu ausencia
se palpaba la cara la voz, los papelitos,
deveras comprobando
que tus ruidos andaban por sus huesos
y en general te habías ido.

Golpeó puertas, teléfonos.
La gran ciudad estaba equivocada sin tu pelo, señora,
y él sentía tirones detrás del corazón.

A lo mejor era el tabaco,
de todos modos yo soy otro:
un pedazo de ti,
alguien a quien castigan puertas, ruidos, teléfonos,
y, andá a saber por qué,
toda la parentela de la muerte. 

Del amor: Juan Gelman y Rodolfo Mederos 22-10-11
(Parte 1):
(Parte 2):
(Parte 3):


Fuente: email al gavieroperiodicoliterario@gmail.com 
Por : León Gil 

No hay comentarios: