miércoles, 8 de enero de 2014

Los putiaderos nunca han necesitado letrero en la fachada. Se hacen célebres entre la alharaca de los borrachos y los murmullos de las esquinas. Por eso dos de los más famosos de Medellín en el siglo pasado acogieron la enseña de las empresas vecinas: Inextra y Pintuco. La casa de Resfa comenzó ofreciendo sus servicios en el Centro y pronto se trasladó "a los pies de El Poblado". Problemas entre las matronas hicieron que de una sola casa salieran dos: Marta Pintuco y La casa de Resfa. Carlos Mario Garcés vivió durante años en esa casa de ambiente no tan familiar, y encontró una manera particular de hacer la crónica de sus días y sus noches. Aquí está una muestra de sus poemas escritos de putas para adentro

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