“La literatura fragmentaria
pretende responder a la naturaleza misma de la vida y del mundo interior del
hombre. Fragmentar alude, aun etimológicamente, a ruptura, partición,
fractura, quiebra. El pensar y la realidad no constituyen fluencias
homogéneas, sino crispados procesos donde priman las intermitencias, los saltos
y los sobresaltos. En el fondo, toda lógica y todo discurso representan
esfuerzos más o menos provocados y hasta artificiosos (…) el aforismo, que constituye quizá la forma
privilegiada de la literatura fragmentaria, ha ocupado siempre un lugar
cuantitativamente escaso pero cualitativamente excepcional en el cuadro general
de la historia de la literatura. Su ubicación no ha sido entonces marginal o
ambigua, sino mas bien central, aunque no abundante(…)Porchia nació en
Calabria, Italia, en 1886, pero una serie de difíciles condiciones familiares
lo trajeron muy joven, en 1901,
a Buenos Aires, donde vivió hasta su muerte, en
1968. Se desempeño allí como apuntador en el puerto, trabajo luego en una
imprenta y en otras modestas ocupaciones”. Roberto Juarroz
*Quien ha visto vaciarse todo, casi sabe de que
se llena todo.
*Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.
*Mi padre al irse, regalo medio siglo a mi
niñez.
*Sin esa tonta vanidad que es él mostrarnos y
que es de todos y de todo, no veríamos nada y no existiría nada.
*El hombre no va a ninguna parte. Todo viene al
hombre, como el mañana.
*Se me abre una puerta, entro y me hallo con
cien puertas cerradas.
*Si no levantas los ojos, creerás que eres el
punto más alto.
*El mal de no creer es creer un poco.
*Se que no tienes nada. Por ello te pido todo.
Para que tengas todo.
*Quien perdona todo ha debido perdonarse todo.
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