Bondadosa
como el agua y necesaria como el amor.
Urgente,
hacedora de la claridad.
Diosa blanca
que mitifica y mistifica al hablante, luz que enseña el camino sin enceguecer.
Sueño donde
entramos a la magia del poema, la poesía esa fuerza que no nos hace mejores o
peores, pero que
deja su profunda huella en nuestra piel.
Ratifica,
fortalece y nos inunda con su misterio. ”La poesía cruza la tierra sola, apoya
su voz en el dolor del mundo y
nada pide – ni siquiera palabras. Llega de lejos y sin hora, nunca vista; tiene
la llave de la puerta. Al
entrar siempre se detiene a mirarnos. Después abre su mano y nos entrega una
flor o un guijarro, algo secreto, pero tan intenso que el corazón palpita
demasiado veloz. Y despertamos.”
La poesía se
celebra en el poema, libre como el viento, sin ataduras impuestas.
Y los poemas
que son la poesía: son mariposas que vuelan hacia la eternidad.
El poeta
cazador furtivo retiene unas pocas joyas y hace su libro con el oro del poema,
y mira receloso a los otros
cazadores.
La poesía no
tiene dueños, y sólo nos deja atrapar migajas de su inmensidad, tal vez una
sola mariposa de su
maravilloso jardín.
Eugenio Montejo(1938-2008
Caracas, Venezuela)
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