EL ENSAYO PARTE DOS
No
hay peor pobreza que la pobreza del lenguaje, que
trae la
pobreza de los pensamientos y emociones.
Víctor
Sengler.
ENSAYO SOBREEL
HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO,
DE VIKTOR FRANK
(Viena, Austria, 1905-1997)
Por Julio Injoque
ENSAYO EXPOSITIVO
La
Segunda Guerra Mundial fue uno de los eventos más espantosos en la historia del
hombre. Los derechos de innumerables personas fueron vulnerados y se pudo ver
cómo la violencia no tiene límites cuando está acompañada de intereses
egoístas. Esta realidad fue la que experimentó Viktor Frankl, quien pasó tres
años sobreviviendo las inhumanas condiciones de los campos de concentración
nazis. Estas vivencias, junto a sus conocimientos en neurología y psicología,
hicieron posible que en 1946 publicase su libro más famoso, El hombre en busca
de sentido.
Esta
obra relata con mucho detalle el modo de vida dentro de los campos de
concentración, mostrando cómo el exterminio era llevado a cabo por los
oficiales alemanes. En medio de este entorno, y muchas veces al borde de la muerte,
Viktor Frankl logró mantener la cordura suficiente para luego reflexionar sobre
la condición humana.
El
hombre en busca de sentido está conformado por varias partes, pero cabe
destacar tres que se entienden como fases qué atravesaban los prisioneros. En
primer lugar, se encuentra el internamiento, donde las personas eran
movilizadas en grandes grupos a través del tren. Los vagones solo contaban con
un respiradero, situación que aumentaba la desesperación de la gente. De esta
forma los prisioneros se iban acostumbrando al horror, y empezaban a ver la
muerte como una vía de escape frente al sufrimiento.
Luego
estaba la vida en lo mismo campos, es aquí donde todo rastro de voluntad
empieza a desaparecer. Los recién llegados aún experimentan sentimientos como
la nostalgia, recordando a sus familiares y seres queridos, pero esto es
contrastado por el rechazo y repugnancia que les produce su entorno. Las
emociones se van adormeciendo y la apatía se apodera de la mente. El autor
explica que este es el mecanismo de defensa que utilizaron para afrontar el
dolor, los abusos y la crueldad.
La
última fase corresponde a la liberación. Los prisioneros que lograron
sobrevivir son ajenos al mundo, y experimentan un estado llamado
“despersonalización”. Todo lo que los rodea les parece irreal, como parte de un
sueño del que pueden despertar. Algunos consiguen reintegrarse a la sociedad y
asumen lo ocurrido como una pesadilla que han logrado superar, mientras que
otros son consumidos por la amargura y desilusión.
A
partir de su propia experiencia, Viktor Frankl concluye en El hombre en busca
de sentido que todas las personas tenemos la capacidad de vencer las
dificultades que se presentan en nuestro camino. Lo importante es descubrir
aquella verdad que nos motiva, la cual sirve como esperanza ante cualquier tipo
de situación. Estas son las bases de la logoterapia, un tratamiento científico
que desarrolló en función de la voluntad como motivación primaria.
ENSAYO
INTRODUCTORIO AL LIBRO CÓMO LEER Y POR QUÉ,
DE HAROLD BLOOM
(USA, 1930-2019)
No
hay una sola manera de leer bien, aunque hay una razón primordial por la cual
debemos leer. A la información tenemos acceso ilimitado; ¿dónde encontraremos
la sabiduría? Si uno es afortunado se topará con un profesor particular que lo
ayude; pero al cabo está solo y debe seguir adelante sin más mediaciones. Leer
bien es uno de los mayores placeres que puede proporcionar la soledad, porque,
al menos en mi experiencia, es el placer más curativo. Lo devuelve a uno a la
otredad, sea la de uno mismo, la de los amigos o la de quienes pueden llegar a
serlo. La lectura imaginativa es encuentro con lo otro, y por eso alivia la
soledad. Leemos no sólo porque nos es imposible conocer bastante gente, sino
porque la amistad es vulnerable y puede menguar o desaparecer, vencida por el
espacio, el tiempo, la comprensión imperfecta y todas las aflicciones de la
vida familiar y pasional. Este libro enseña cómo leer y por qué, y avanza
afianzándose en una multitud de ejemplos y muestras: poemas cortos y largos,
cuentos y novelas. No debe pensarse que la selección es una lista exclusiva de
qué leer, se trata más bien de una muestra de obras que mejor ilustran por qué
leer. La mejor forma de ejercer la buena lectura es tomarla como una disciplina
implícita; en última instancia no hay más método que el propio, cuando uno
mismo se ha moldeado a fondo. Como yo he llegado a entenderla, la crítica
literaria debería ser experiencial y pragmática antes que teórica. Los críticos
que son mis maestros - en particular el Dr. Samuel Johnson y William Hazlitt -
practican su arte a fin de hacer explícito, con cuidado y minuciosidad, lo que
está implícito en un libro. En las páginas que siguen, ya trate con un poema de
A. E. Housman o una pieza teatral de Oscar Wilde, con un cuento de Jorge Luis
Borges o una novela de Marcel Proust, siempre me ocuparé sobre todo de modos de
percibir y comprender lo que puede y debe hacerse explícito. Dado que para mí
la cuestión de cómo leer nunca deja de llevar a los motivos y usos de la lectura,
en ningún caso separaré el "cómo" y el "por qué". En
"¿Cómo se debe leer un libro?", el breve ensayo final de su Lector
Común (Volumen II), Virginia Woolf hace esta encantadora advertencia: "Por
cierto, el único consejo que una persona puede darle a otra sobre la lectura es
que no acepte consejos". Pero luego añade muchas disposiciones para el
gozo de la libertad por parte del lector, y culmina con la gran pregunta
"¿Por dónde empezar?" Para llegar a los placeres más hondos y amplios
de leer, "es preciso no dilapidar ignorante y lastimosamente nuestros
poderes". Parece pues que, mientras uno no llegue a ser plenamente uno
mismo, recibir consejos puede serle útil y hasta esencial. Woolf, por su parte,
había encontrado asesoramiento en Walter Pater (cuya hermana le había dado
clases), y también en el Dr. Johnson y los críticos románticos Thomas de
Quincey y William Hazlitt, sobre el cual hizo esta maravillosa observación:
"Es uno de esos raros críticos que han pensado tanto que pueden prescindir
de la lectura." Woolf pensaba incesantemente, y nunca dejaba de leer.
Tenía buena cantidad de consejos para dar a otros lectores, y a lo largo de
este libro yo los he adoptado muy contento. El mejor es recordar: "Siempre
hay en nosotros un demonio que susurra 'amo esto, odio aquello' y es imposible
callarlo." Yo no puedo callar a mi demonio, pero, en fin, en este libro lo
escucharé únicamente cuando susurre "amo", porque aquí no pretendo
entablar polémicas; sólo quiero enseñar a leer.
EL
JUEGO*
ALEJANDRO
LÓPEZ
(Medellín,
1876-1940)
El
juego es la actividad que consiste en el empleo ordenado de las facultades por
el agrado que su ejercicio produce. El hombre es un ser organizado para la
actividad, hacia la cual le impulsan constantemente los órganos; el reposo es
estado pasajero y temporal, necesario para la recuperación de fuerzas. El hombre
contemporáneo emplea una buena parte de sus energías en el trabajo, al cual
dedica próximamente la mitad de su tiempo de vigilia; la otra mitad, resta- das
las horas de reposo y de refectorio, la dedica usualmente al juego; una
minoría, variable según el estado de desarrollo intelectual y económico de cada
país, reemplaza el juego por el ejercicio de algún empeño favorito o afición, y
algunos hombres, ejercen las tres actividades alternativamente, dándole así
mayor variedad e intensidad a la vida.
Fue el juego, indudablemente, la
primera actividad del hombre primitivo; al menos se infiere así del estudio de
las tribus salvajes durante el período histórico. El escaso desarrollo mental,
la carencia de recursos artificiales y el con- tacto inmediato y continuo con
la naturaleza, lo inducían a la caza y a la pesca como medios de ejercitar su
actividad, y a la danza, como medio de entretenimiento social y afectivo; más
tarde aparecieron los juegos sedentarios, como las cartas, ajedrez, etc.,
propios para distraer las veladas de invierno o los ocios de la ciudad.
Finalmente, de años atrás vienen extendiéndose los juegos deportivos
reglamentados y que llevan en casi todas las lenguas el nombre inglés de origen: foot-ball, tennis, baseball, boxeo, cricket,
alpinismo, polo, etc.
Tratemos
de establecer ahora algunas analogías y diferencias entre las dos actividades
de que hemos venido tratando y la del juego. El juego, como el trabajo, es
posible sin la iniciativa que requieren las actividades favoritas; tiene de común
con la actividad económica y con la predilecta el ser ejercicio de facultades;
pero en tanto que el género de trabajo puede no coincidir con las aficiones o
preferencias del trabajador, el del juego y el de la actividad favorita son y
deben ser de libre elección para cada individuo y se ejercitan con atención
espontánea; el juego, sin embargo, se diferencia de la actividad favorita en
que de ésta resulta algo o se trata de crear algo, mientras que del juego no
resulta sino el agrado o placer de las facultades en actividad, y si hay
triunfo es en contra de obstáculos buscados exprofeso, no hallados o
confrontados en el curso de una obra.
Cuando
el individuo posee capacidades excepcionales para un juego dado, al que por lo
mismo se dedica con fervor y aun apasionadamente, el juego tiende a convertirse
en actividad predilecta. También se observa que jugadores distinguidos se
tornan en profesionales, pasando del juego al empeño favorito y de éste al
trabajo en el mismo género de deporte. Inversamente, se observa que algunas
personas trabajan por mero deporte, porque le hace falta emplear de ese modo
sus facultades, aunque por otra clase de consideraciones no han menester
trabajar y aún desearían suspender esa ocupación.
Hay
una forma de actividad favorita que tiende a convertirse en simple ejercicio de
facultades sin la menor ventaja social, tanto en el género de las actividades
manuales como en el de las intelectuales. El hobby literario, por ejemplo, puede
resultar un verdadero juego intelectual sin más consecuencias que el agrado del
agente, sin ventaja alguna para la sociedad.
Finalmente,
anotaremos que los juegos deportivos no dejan de tener sus influencias sobre el
trabajo. A más de ser muy adecuados para el cultivo de la salud y la resistencia
física, y de la benéfica influencia sobre el temperamento del individuo,
obsérvese que los deportes son medios irreemplazables para educarlo en
disciplinas que el trabajo presupone y requiere, tales como la fuerza de
voluntad, el hábito de exactitud y precisión, la aptitud para subordinarse y
coordinarse, el juicio rápido y certero seguido de la acción instantánea consiguiente
bajo sanciones inmediatas, el hábito de obrar en team
o acción conjunta en que el uno suple las deficiencias del otro y todos subordinan
su triunfo personal al del grupo en perfecta cooperación, etc. Además, quienes
se preocupen por investigar las condiciones en que el trabajo da más alto
rendimiento no pueden limitar su campo al período del trabajo diario, sino que
deben extenderlo a circunstancias que influyen directa o indirectamente en su
productividad, como el alojamiento, el descanso y el sueño, lo mismo que el
empleo que el trabajador haga de las horas restantes de su vigilia; y es claro
que los deportes le brindan al trabajador un cambio de actividad física y mental
que efectuará una recuperación más o menos completa de fuerzas y de atención
para el trabajo.
A
este respecto conviene observar que hay tanta analogía entre las tres
actividades que venimos comparando, que bien puede atribuírsele al juego el
origen del trabajo, y no a la esclavitud, como lo atribuyen algunos. Es
racional suponer que, de pescar, a cazar y subyugar animales, el hombre pasara
a aprovecharlos para sus necesidades, en cuanto escasearon los frutos espontáneos. La esclavitud vendría más tarde, al refinarse
la satisfacción de necesidades orgánicas y de defensa o agresión, empleando las
víctimas de la derrota (como una concesión, en lugar de sacrificarlas) en las
fabricaciones y trabajos semejantes; al menos es más lógico suponer que el
esclavo reemplazó al amo en los trabajos más duros, dejándole a éste más tiempo
para sus juegos, que aceptar que antes de haber esclavos no existiese trabajo
alguno. En todo caso, la teoría del origen del trabajo como natural secuencia
del juego es más fecunda y de proyecciones más ilimitadas que la otra. Es más
fecundo, en efecto, suponer que el juego sirvió de introducción al trabajo, y
que por eso el hombre tiende a transformarlo en juego, que derivar de la
esclavitud las formas superiores de trabajo hacia las cuales tiende la
humanidad.
*
Game
en inglés, aunque la idea del autor queda mejor expresada por el verbo inglés to
play, que se emplea ya se trate de juegos de cartas, de deportes,
ejecuciones musicales o representaciones teatrales, etc.
DETONANTE PARA LA
PRODUCCIÓN
NARRATIVA O
POÉTICA
FIGURA LITERARIA
LA PROSOPOPEYA
La
prosopopeya o personificación es una figura que consiste en atribuirle el don
de la palabra a plantas, animales o a objetos inanimados como una silla, un
cuadro, un libro, etc.
MONÓLOGO DE LA
URRACA
Carlos
Mario Garcés Toro
Parada
una urraca
en la
rama de un abeto
pensaba
y se decía:
-Vida
buena la mía
que no tengo que pensar
en que
comeré mañana
como si
lo hace el de la granja
que
agitado acumula
y en su ancha cama se
ahoga
por no
encontrar llenura
su
apetito voraz,
y sin
acordarse que un día
vendrá la parca
y sin
decirle nada
se lo
llevará.
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