martes, 17 de junio de 2025

Aurelio Arturo

 




Poeta [1] nariñense (La Unión, febrero 22 de 1906 - Bogotá, noviembre 24 de 1974).

Hijo de un maestro de escuela

Aurelio Arturo Martínez era hijo del maestro de escuela Heriberto Arturo Belalcázar y de Raquel Martínez Caycedo. De su pueblo natal y de sus padres conservó siempre un vívido recuerdo, que encarnó en su poema mayor, de dimensiones épicas, "Morada al Sur". Realizó sus estudios de primaria en La Unión, acompañados de una rutina idílica, pastoril pero ruda, de amor al trabajo, a la sencillez de los campesinos y a la vida doméstica de provincia. Luego viajó a Pasto para hacer el bachillerato con los jesuitas, regresando a La Unión en las vacaciones. Por esta época su padre y su abuelo materno lo mantuvieron surtido de libros que mandaban traer desde Popayán, vista tempranamente la afición del muchacho por las letras. Ese mundo ideal se quebró con la muerte de su madre, cuando Aurelio contaba con 18 años.

Viaje a caballo de Nariño a Bogotá

Entonces su vida se tornó particularmente conflictiva con su medio y huyó, literalmente, en busca de un nuevo horizonte, hacia la capital colombiana. Lo hizo a caballo, en 1925, a escondidas de su padre, quien le envió entonces unos peones para que lo acompañaran en su camino a Bogotá. Se inició así una nueva etapa en la vida del joven poeta, que ya empezaba a escribir sus versos. Una etapa marcada por la nostalgia, mas no por el desarraigo; por la cotidianidad urbana, dividida entre los estudios de Derecho -y luego una infinita sucesión de cargos públicos- y el ejercicio literario - casi exclusivamente poético- con muy escasos acercamientos a los grupos y medios de divulgación. Es decir, comenzó ese silencioso y discreto quehacer que dejó una treintena de poemas memorables y un solo libro, una de las cumbres de la poesía colombiana contemporánea.

Publicación en la Revista de la Universidad Externado de Colombia

Instalado en Bogotá en 1925, inició sus estudios de Derecho en la Universidad Externado de Colombia. Ese medio le dio la oportunidad de publicar sus primeros poemas, en la revista Universidad, que dirigía Germán Arciniegas en su segunda época. Allí publicó, en 1928, los poemas "La Vela" y "Balada de Max Caparroja", los cuales no sobrevivirán a la 'purgá' de Morada al Sur, su libro único, publicado en 1963, que recogió, con implacable criterio de selección, su trabajo poético de toda una vida. En 1929 publicó en El Gráfico el único cuento que se le conoce: "Desiderio Landínez". Ya en 1931 se dio a conocer en el medio literario, por el espaldarazo de Rafael Maya, quien publicó varios poemas suyos en la Crónica Literaria de El País de Bogotá. Desde ese momento empezó a crear vínculos con los poetas jóvenes que surgían en los treinta, luego conocidos como piedracielistas, razón por la cual alguna vez se lo incluyó dentro de este grupo. Sin embargo, Arturo no sólo no publicó en los cuadernos de Piedra y Cielo, sino que su poesía tampoco guarda similitudes con la actitud y la visión del mundo de los poetas de esta generación.

Talentoso poeta y abogado

Alejado de los corrillos literarios e inédito, Aurelio Arturo combinó su lento trabajo poético, de lectura, creación y traducción (conoció en especial a los poetas contemporáneos de lengua inglesa), con sus labores como abogado, independiente al comienzo y luego funcionario de la rama judicial.

Conforma su hogar

En 1941 agregó una nueva dedicación a su vida tranquila, al contraer matrimonio con María Esther Lucio. Entre 1942 y 1948 nacieron sus cinco hijos, lo que completa el cuadro de un abogado, esposo y padre de familia que ejerce la literatura un poco en los intersticios y desde su refugio de la biblioteca casera.

Carrera poética

Su afán primordial no era la publicación ni la creación de una imagen literaria. Sin embargo, la crítica o, más bien, los escasos divulgadores de sus esporádicos poemas, asimilaban lentamente su trabajo. Un año clave en la difusión y conocimiento de éste es 1945, cuando publicó en la revista Cántico varios poemas fundamentales en su obra, y en la Revista de la Universidad Nacional el poema "Morada al Sur', que dará título a su libro. Desde el 45 hasta el 63 fueron siendo publicados casi todos los poemas que conforman Morada al Sur, de manera que la publicación del poemario en 1963 apenas vino a darle un rostro bibliográfico a una coherencia poética que ya era visible desde hacía años.

Funcionario

En ese mismo lapso realizó un viaje a Washington (1950), murió su padre (1954), trabajó en tribunales en Pasto y Popayán (1954-1958) -retorno al ambiente de su amado sur- y fue nombrado secretario general del Ministerio de Trabajo (1959). Los trece poemas que integran Morada al Sur, publicado al fin por el Ministerio de Educación, le valieron en 1963 el Premio Nacional de Poesía Guillermo Valencia. A partir de ese momento su nombre pasó a ser pieza fundamental de antologías e historias literarias colombianas, sin que su actividad como escritor se modificara un ápice, y sin que se produjera como reflejo un movimiento personal tendiente a publicar otro libro. Su vida y su obra siguieron el mismo rumbo, discreto y paulatino, que él mismo les imprimió desde su llegada a Bogotá.

Pensionado, continuó escribiendo

Profesionalmente Arturo concluyó labores en 1968, cuando se pensionó como funcionario del Ministerio de Defensa. Literariamente, continuó leyendo con más dedicación, traduciendo y colaborando muy de vez en cuando en algunas publicaciones culturales, con una que otra reseña bibliográfica; incluso llegó a dirigir un tabloide literario llamado El Escritor, que sólo alcanzó los dos números en 1972, y se extinguió según el ánimo de quienes en realidad estaban interesados en sacarlo adelante y quisieron contar con el nombre de Arturo. En lo que respecta a su poesía, en cambio, escribió muy poco después de 1963.

Últimos poemas

Durante siete años creó y pulió alrededor de quince poemas que fueron apareciendo, algunos, en revistas literarias. En 1970 escribió sus cuatro últimos poemas, los más celebrados de una presunta "segunda etapa": "Sequía", "Tambores", "Lluvias" y "Yerba". Arturo murió en Bogotá, el 24 de noviembre de 1974, meses después de haber recibido el doctorado Honoris causa en Filosofía y Letras de la Universidad de Nariño, y de haber dejado lista la segunda edición de Morada al Sur para Monte Avila de Caracas, con un poema adicional sobre la primera. Una vida sencilla, discreta, pero de extrema sensibilidad y sentido crítico respecto del oficio literario, un trabajo que, a, pesar de su lenta conformación, nunca fue abandonado.

Ponderación de su obra

La obra de Aurelio Arturo comienza a ser valorada y estudiada en profundidad desde los años ochenta; tardíamente, como sucede con los grandes poetas inclasificables, y más en un país tan dado al culto de las generaciones, los grupos y grupillos, las tertulias y las fáciles periodizaciones cronológicas. Como José Asunción Silva, Arturo es un poeta de un mundo original, y ello vale tanto para la temática de sus composiciones como para la mirada que ellas implican, esto es, su visión del mundo. Es cierto que hay un grupo de poetas que fue rodeando al cantor del sur, especialmente en sus últimos años, y que descubrieron en su poesía toda una veta de nuevas posibilidades, pero sobre todo de formas líricas de gran pulcritud y esmerada factura, distintas a una cierta generalidad de la producción poética nacional en este siglo (habría que citar a Fernando Charry Lara, Giovanni Quessep y Jaime García Maffla, entre estos 'admiradores', quienes por lo demás también crearon una poesía importante y personal).

Obra personalísima

Sin embargo, la poesía de Aurelio Arturo sigue siendo única y señera en un medio poético donde las inclinaciones épicas y el canto de la tierra nativa han cuajado en pésimos opúsculos. En efecto, la obra poética de Aurelio Arturo, aunque brevísima, tiene un carácter: el tono épico en armonía con una mirada íntima y el rigor estético, datos éstos que raramente suelen acompañar a la composición épica. Lo épico en Arturo es el canto de un pueblo a través de la evocación. No se trata de la ramplona e hímnica exaltación de héroes, personajes y productos típicos de un pueblo, siempre en oposición con otros pueblos, otros héroes, personajes y productos. Sencillamente, Arturo invoca un pasado que ha vivido y lo eterniza en la fantasía, no en la historia.

El mundo de Aurelio Arturo

Así, en su mundo de la infancia, cantado en "Morada al Sur" y otros poemas del libro homónimo, surgen a cada instante hadas, cámaras hechizadas, animales casi mágicos y trabajadores heroicos, que lo son por el solo hecho de que es memorable su trabajo y porque en el medio creado por el poeta son bellas presencias, recias, cumplidoras de un destino "que estaba para" el poeta. A1 mismo tiempo, cada elemento de la naturaleza es un cohéroe, un factor que contribuye a hacer dichoso el mundo cantado, que entonces se convierte en paraíso: Duerme ahora en la cámara la lanza rota en las batallas. Manos de cera vuelan sobre tu frente donde murmuran las abejas doradas de la fiebre, duerme. El río sube por los arbustos, por las lianas, se acerca, y su voz es tan vasta y su voz es tan llena. Y le dices, repites: Eres mi padre? Llenas el mundo de tu aliento saludable, llenas la atmósfera.

Estética universal

Soy el profundo río de los mantos suntuosos. Pero aparte del mitológico mundo cantado, país de la infancia, del verdor de la madre y del padre, la poesía de Arturo ostenta el sello de una estética que, como se ha dicho, no era hallable en el medio colombiano. Por ejemplo, es definitoria en él la lectura del poeta francés Saint-John Perse (1887-1975), y es posible sorprender giros casi idénticos a los de Anabase en "Morada al Sur". También la lectura de los poetas ingleses y de un español anglófilo como Luis Cernuda marca las preferencias del poeta nariñense.

En lo que respecta a una "segunda etapa", habría que enfatizar que lo único que modifica Arturo en su manera poética después de la publicación de Morada al Sur, no es la visión del mundo; que sigue siendo idílica, paradisíaca y de amor por los elementos naturales (así éstos no sean ya los del amado sur, aunque bien podrían serlo), sino cierto experimento en la versificación, el acortamiento de unos versos que no dejan, sin embargo, de ser narrativos [Ver tomo 4, Literatura, pp. 259-261].

Fuente : https://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php?title=Aurelio_Arturo

domingo, 18 de mayo de 2025

 

Poemas de Helí Ramírez Gómez/  /  

https://www.zendalibros.com/12-poemas-de-heli-ramirez-gomez/
12 poemas de Helí Ramírez Gómez

Helí Ramírez fue un poeta y narrador nacido en el occidente de Antioquia, Colombia, en 1948. Apostó por narrar en sus obras historias de los barrios periféricos de Medellín, a través de sus textos, rompió con el esquema tradicional de la poesía: comenzó a narrar desde los inquilinatos, las fábricas de confecciones y las cantinas de esquina donde se reunían desde obreros hasta jíbaros y prostitutas. Algunos de sus libros más destacados son En la parte alta abajo, Golosina de sal, Para morder el cielo o Desde al otro lado del canto (Tragaluz Editores, 2011). Falleció el 20 de febrero de 2019 por un paro respiratorio.

***


Poraquí

no tenemos carro de basura

ni árboles en las esquinas

ni lámparas en la frente de las casas

 

no hay nomenclatura

no hay agua

la sed hace de las suyas

cuando recibe un beso

porque

poraquí

nos reunimos en las esquinas

fumamos mariguana

canción traje obscuro

niño sin cabeza

disparo en la esquina baja como un cohete

 

se detiene la respiración cuando

se carcajea la noche desnudándose

 

cuando amanece

trastabillea el corazón

***


Sueños que se escapan por el hueco de un cortauñas

 

la noche clara cambia de posición rabia

y el cielo azul y en algunos espacios amarilloso

nos cobija

 

en coro corro a la calle que inunda los sentimientos empapelados

las emisoras desaforadas

emiten sus extras

 

la ciudad es un océano de sangre

***

Juegos

Árboles en el solar de la casa

donde nos escondíamos a jugar mamacita con las

peladas

Rosa la loquita

se alzaba la bata

se bajaba los cucos

y uno que sacaba el gavilancito

y se lo sobaba por los laditos

 

El jueguito de la guerra

en donde unos éramos bandidos

y siempre le ganábamos a los que hacían de leyenda

corriendo detrás de nosotros y no nos cogían

 

Le hacíamos maldades a la cucha del pañuelo

blanco en la cabeza

cucha que nos humillaba con una naranja o un mango

y humillaba a las cuchas con una libra de panela

o medio kilo de maíz

 

Cuando le robábamos nos tiraba piedra amangualada

con el marido un negro largo pipero

sus perros nos perseguían grandes y negros como

diablos

ya hasta nos hacían disparos

 

Después de la comida

En la galladita nos poníamos a conversar

sobre que íbamos a ser cuando creciéramos y el uno decía:

“–voy a ser fercho

Para manejar jaulas grandes”.

El otro decía:

“–yo voy a ser tombo

para llegar a tira”.

y otro:

“–yo voy a estudiar para camellar de corbata

en una oficina

con peladas bien buenas al lado de secres

para llevarme una diferente todos los días

al apartaco”.

y otro:

“–yo voy a entrar a una fábrica

a hacer telas entienden

para que se vistan entienden”.

y otro mas acelerado que todos y malaclase como

diría un cucho

dijo:

“–yo voy a ser un bandido

a lo pote

a lo pálido

a lo carevieja…”.

 

Ahorcamos desde pelados a la emoción con un

alambre de acero.

***

En la cancha

Vamos llegando a la cancha

 

Las galladas y varras de cada equipo a los lados de la cancha

Clásico entre las dos galladas

 

Ambas galladas se disparan palabras

 

Ven el partido hasta cuchos cuchas y peladas

 

Mientras nos desvestimos para ponernos el uniforme

los pelados en la cancha tinequean

El zardino se pone la pantaloneta y el negro se le acerca

y le soba el culo diciendo:

—“Qué vola tienes muchacho

para chuzarla…” —

el zardino se ríe y mira al negro

 

Con razón dicen que sos marica —pienso—

 

El arquero del pedregal está ya ubicado entre los tres palos

tiene un buzo grueso color morado y cuello tortuga

se lo dieron a la cucha de él

que camella lavando y aplanchando

en la casa de un rico en el poblado

Algunos le patean tiros suaves

como para que se luzcan volando…

 

Milin con una peinillita roja

le tira puñaladas al zarco

esquivando esquivando sin dejarse tocar.

 

… El balón está piedrita piedrita…

 

Juego hoy de puntero derecho y sólo pienso

en hacer goles y sacar gente de la ropa y dar leña

si me dan

Con todas sus fuerzas el sol con sus manos se aferra a

nuestros cuerpos

El negro se corre por la punta izquierda

se lleva a la defensa del pedregal para su punta

quedando el negro en el rincón del tiro de esquina

cuando cataño le va a entrar

el negro bombea el centro

le cálculo la caída

recibo el balón sobre el muslo

suave lo dejo caer

le controlo su movimiento y lo defiendo

de los otros pies que me lo quieren quitar

eludo al defensa central que ha dado la vuelta

quedando frente a mí

 

Le hago el túnel

y saliéndole por un lado

le hago clavar al suelo la cabeza al arquero

de paso

eludo la tarde al día al sol y a las gentes que gritan

 

Terminamos ganando dos a uno

y no hubo bronca ni entre los jugadores ni entre las

Hinchadas

Me escapo de las manos alegres del barrio que me

quieren tocar.

***

V

Las fachas exteriores

saben disimular su vitrina

rica en ejemplares de odio

 

silueta peligrosa

libre de ataduras

respetable en el vivero de garuyas

en pulgadas de distancia

de la discusión a la pelea

 

Ramal de secretos en el asesinato de la ochenta

Uno de los testigos respondió: “— el viento en los

edificios estancado

no me dejaba oír las voces” —

 

Y casquitos de mentiras flotan en un recuento.

***

IX

La emoción maniatada

inicia la construcción de un desastre

 

Algarabías distinguidas por las entonaciones

las mismas que a un extraño

le esconden su encanto

 

Se palpan voces

 

Qué melodía más dulce la de la basura

 

Las preocupaciones se ahogan

 

—“No deje extender ese cordón de tristeza

móchelo móchelo mooo… che…looo…—”.

 

Cambiada de traje llega una lengua

y las cortinas corro en mí

 

Le dejo la mano a la verdad estirada

Le organizo carnaval a mis dudas

Y mi locura a una obligación flaca horroriza.

***

Adobes vivos

Carge y tarree en la colaboración de Copeye

para que se lo acabe de llevar el ajuiciamiento en una máquina

la cucha de tetas al ombligo

muele…

Pelas plátanos y yucas otras cuchas

una frena la curva del cuchillo en la cáscara de la papa

exterioriza su intriga por no conocer el nombre del man

padre del hijo de la hija de la vecina

preñada en el paseo al Peñol

peladas reparten moresco y limonada

la rastrillada de la pala en la mezcla

le destempla los dientes a doña Susa que lleva cebolla.

El cuchito de la visera de la cachucha en la espalda

en movimientos suaves y de un embión pule un hilo de adobes.

Hierves el sancocho

fuerte hueso levanta la tapa con las olas del caldo.

Las mujeres sirven por tandas y eso es:

desocupe el plato y a tarria que la plancha de la sala

y la primera pieza hay que echarla hoy para que vengan a vivir en un mes.

Se echaron cepas y se iniciaron muros para otra pieza.

Y en el manchón redondo donde se hizo la mezcla baila parejitas

interesadas en rozar sus cuerpos calientes.

***

XIII

Entre las cosas que la técnica industrial ha producido,

la nevera es un artículo de primera necesidad en la casa.

Sin ella los alimentos se dañarían en pocos días,

en quizá horas.

Si no existiera la nevera,

sin duda alguna los más perjudicados seríamos

los de las comunas pues comeríamos cuatro, cinco días,

y el resto del mes se viviría del clima

que desnutre y embrutece.

La nevera es una reina en la familia: conserva

Los frisoles hasta ocho días;

En su vientre la carne no se descompone,

y una sopa puede conservar su sabor hasta dos días.

En su rincón en la cocina, la nevera

impone su presencia sobre los demás objetos.

La mayor tristeza en una casa es abrir la nevera

y verla vacía, y se puede decir que abriendo

la nevera se sabe lo que se come. Por eso es muy

feo llegar a una casa de visita y abrir la nevera.

Una nevera sin alimentos en sus compartimientos es triste

nevera.

La nevera tiene corazón, un corazón invisible.

Con la nevera se tiene hielito

para una sed de rumba.

La nevera es la reina de la casa, y que me perdonen

la estufa y la plancha, el equipo de sonido,

la licuadora y el televisor.

Una nevera es una nevera. Con ella el mercado

más rinde, ahora que la mujer tiene que guerrear

hombro a hombro con el marido para mantenerla

surtidita, con los alimentos gozando de buena

protección para por la tarde, cuando se llega a la

casa a descansar, no es sino llegar a calentar y a

comer, lo que hace la nevera sea una mujer gorda

en la cocina con la cual somos desagradecidos: se acaba

y no se le dan las gracias por conservarnos de comer

los alimentos en su sabor.

Por la nevera doy la batalla en este planeta o en otro.

Con cariño, a la gordita de la cocina

cuido sus cauchos interiores y la descargo para

darle su descanso de mes a mes.

***

La capa oscura del tiempo

Y se llegó a la ciudad en Escalera. Atrás

La escalera traía un tigre…

Pintando,

Saltando de un árbol a una

Laguna

 

De madrugada se dio el ingreso a la urbe.

Aún la noche era

La capa oscura del tiempo con puntos

Luminosos,

Y desde que se comenzó a descender por Boquerón

La ciudad hechizó.

***

Mi caleta

Es silencio es mi caleta

 

de poca edad, dígase de unos 4 años o 5,

(en esa edad se es muy habladorcito)

hablaba en los buses y la cucha

se arrimaba a mis oídos

como si fuera a decir un secreto,

y en secreto me pedía silencio. Yo miraba entonces a

mi alrededor y la gente tenía fija su vista en mí

con una mirada como diciendo: ¿y este niño porqué

habla así?

 

Con el paso del tiempo, el tiempo roto

que pasa y se hace sentir dándole a uno conciencia,

descubrí la causa para que la cucha me hiciera callar

cuando hablaba en sitios públicos.

 

Se reían al oír mi voz. A ella no le gustaba que se

rieran y para evitar rabias me pedía silencio

de regalo. Desde eso, el silencio es

mi caleta para propios y extraños,

mi despertar es opaco

y mi cara niega las llaves hasta en

una hoja de papel.

***

Moto que muerde los labios

A esta hora de la noche,

qué hará esa moto

que muerde los labios del

silencio.

¿Levantaría un edificio de lágrimas?

***

Yo solo me bajé de la pantalla

 

Me bajé… yoo…,

no tuve que postrarme ante dios alguno para escapar de Terminator,

Chuki y Rambo.

 

Yo solo me bajé de la pantalla de treinta y dos pulgadas

viendo el comercial de un champú en sesenta, setenta, noventa

y no sé por cuál motivo ((((((((>hay tantos motivos

entre quince paréntesis))))))) <

 

al no recordar qué día el tiempo

llegó a cantar su huella en el cabello

me encerré en mi mente a mirar

con sentido crítico lo que hacía

antes cuando atravesado me llevaba

un que otro susto

¡qué susto!,

 

O enloquecía de satisfacción al hacer

Llorar al otro con mi alegría

Cumpliéndole con exactitud al destino del otro…,

y a mi destino.