XX
NUEVA YORK
De espaldas al
río Hudson
vagan por Wall
Street, la Quinta Avenida y Madison
con sus
imponentes edificios financieros y comerciales
en donde se
exhibe la producción y la mercancía del mundo
y donde todos
se detienen a mirar en vitrinas y tiendas.
La mayoría
señalan al maniquí
y ríen sin
saber por qué.
Ellos que sólo
creen
en los
registros numéricos de la caja
y en los átomos de sangre.
XXI
ENTRE EL
SÍMBOLO Y LA MODA
Un espectador
admira el Guernica,
el Grito de
Munch
o los
Girasoles
y sólo los
contempla
con el alma de
la razón,
entra en la
moda,
no en el
símbolo que humaniza.
Se informa,
conoce, pero no imagina.
XXII
Se afanan en
ganar fortuna,
en ganar el
mundo,
sin saber que
en la tarde
esa llama
ardiente
de la fortuna
y el mundo
se apagarán y
serán como humo.
XXIII
En un diálogo
de Shakespeare,
Hamlet, el más
humano de los personajes
exclama:
-La corona de
la humanidad
es la
sabiduría.
Cinco siglos
después
un tecnócrata
exclamaría:
-La corona de
la humanidad
es la
información y el conocimiento.
XXIV
DESCONOCETE A
TI MISMO
Desconócete a
ti mismo
Para que vivas
distante de ti.
Para que otros
señalen tu camino.
Para que no
tengas criterio ni autocrítica.
Para que vivas
esclavo del mercado y del consumo.
Para que
pienses, hables y actúes como los demás.
Para que seas
un hombre ruidoso y vacío.
Para que no
conozcas el universo
ni te conozcas a ti mismo.
XXV
PARA LOS
RUIDOSOS Y VACIOS
Amor y belleza
de nada
sirven:
no son
mercancía.
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