domingo, 23 de febrero de 2020

Poemas de Pablo Neruda

Desde muy joven ya dejaba claro su gran talento y su interés por la la poesía y la literatura. A la edad de 13 años ya trabajó en un diario local como escritos. Es uno de los poetas de habla hispana más conocidos y, a lo largo de su vida, dejó una gran cantidad de poemas que transmiten profundos sentimientos y emociones.


Soneto 22

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo, 
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura, 
en regiones contrarias, en un mediodía quemante: 
eras sólo el aroma de los cereales que amo. 
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa 
en Angola, a la luz de la luna de Junio, 
o eras tú la cintura de aquella guitarra 
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido. 
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria. 
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato. 
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto 
mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida: 
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas. 
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.
Un poema que trata del recuerdo del amor, un amor que, posiblemente, no sea correspondido. Se puede seguir amando a pesar del tiempo y la distancia, se puede estar enamorado sin ver, sólo con los recuerdos y la esperanza. Es la fuerza del corazón.

Poema 1

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar al hijo del fondo de la tierra.
Fui sólo como un túnel. De mí huían los pájaros,
y en mí la noche entraba en su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de ausencia!
¡Ah las rosas del pubis! ¡Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue y el dolor infinito.
Este poema de Pablo Neruda se encuentra dentro del libro “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”. Un texto que deja ver a un Neruda rebelde, en su adolescencia. Este libro se considera doloroso, porque Neruda sufre el amor, y lo anhela. 
Esta pieza de poesía, concretamente, trata sobre la sexualidad y el cuerpo de la mujer. Aunque lo vive, no lo posee. Perderse en el cuerpo de una mujer puede ser tanto una experiencia física como espiritual. Neruda se encuentra entre el deseo de tener a esa mujer y la angustia de no estar junto a ella.

Si tú me olvidas

Quiero que sepas una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco junto al fuego la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti, como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales, fueran pequeños barcos que navegan 
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto me olvidas no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas que pasa por mi vida
y te decides a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa que en ese día,
a esa hora levantaré los brazos
y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.
Pero si cada día,
cada hora sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.
A veces, encuentras a esa persona que te da un vuelco al corazón, que hace aflorar emociones que pensabas que era imposible sentir. Tu vida cambia por completo, y tu vida se convierte en la vida de esa persona que amas con locura, con auténtica locura. Sabes que si esa persona vuelve, volverás a sentir lo mismo, pero no es así y debes aceptarlo.

Poema 12

Para mi corazón basta tu pecho, 
para tu libertad bastan mis alas. 
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma. 
Es en ti la ilusión de cada día. 
Llegas como el rocío a las corolas. 
Socavas el horizonte con tu ausencia. 
Eternamente en fuga como la ola. 
He dicho que cantabas en el viento 
como los pinos y como los mástiles. 
Como ellos eres alta y taciturna. 
Y entristeces de pronto, como un viaje. 
Acogedora como un viejo camino. 
Te pueblan ecos y voces nostálgicas. 
Yo desperté y a veces emigran 
y huyen pájaros que dormían en tu alma.
Estos versos pertenecen a la obra del autor “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” que fue publicada en 1924. El tema sobre el que gira este poema es la ausencia del ser humano. La historia se ubica en el mar chileno, pues el autor pasó gran parte de su vida junto a las olas, los mástiles y el viento.

Poema 4

Es la mañana llena de tempestad
en el corazón del verano.
Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,
el viento las sacude con sus viajeras manos.
Innumerable corazón del viento
latiendo sobre nuestro silencio enamorado.
Zumbando entre los árboles, orquestal y divino,
como una lengua llena de guerras y de cantos.
Viento que lleva en rápido robo la hojarasca 
y desvía las flechas latientes de los pájaros. 
Viento que la derriba en ola sin espuma 
y sustancia sin peso, y fuegos inclinados. 
Se rompe y se sumerge su volumen de besos 
combatido en la puerta del viento del verano.
El autor resalta el ambiente de verano en que el viento es un factor importante, pues éste, seguramente, afecte a su estado anímico, dando paz y tranquilidad. Pero lo llamativo es el primer verso, que en pleno verano interrumpe la tempestad. Es decir, una separación momentánea, seguramente con alguien, con la que ha habido momentos buenos y malos.

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