jueves, 21 de febrero de 2019

Poemas de Ciro Mendía

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(1 de mayo de 1892, Caldas - 4 de octubre de 1979, La Ceja)

LAS DOS AVENIDAS

.
Por la avenida del olvido, lento
iba mi corazón convaleciente,
iba medio feliz, medio sonriente,
casi sin un dolor, casi contento.
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Ya no tenía nubes en la frente
y estaba más sumiso el pensamiento,
y en ese fino y cálido momento
nada oscuro guardaba ya en la mente.
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Yo miraba las aves y las hojas,
la tarde ardía de pinturas rojas,
cuando te ví de nuevo y no me viste.
.
Yo dejé del olvido la avenida
y tomé del amor, la conocida,
y por la del olvido tú seguiste.


SOLEDADES

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Pesa el ambiente y un doliente peso
hace llorar la página del día;
se me rompen la voz y la alegría
en esta soledad de carne y hueso.
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Se me clava la ausencia de tu beso
y hace sangre mi luz. Yo te diría
que ya mi corazón perdió la vía,
porque el tuyo ha olvidado su regreso.
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A esta casa sin miel y sin objeto,
hasta la lumbre le faltó al respeto
y el viento y el amor la han golpeado.
.
Es una isla conmovida, en donde
se oye de noche, pávido, y se esconde,
el grito de un fantasma enamorado.

TRAGEDIA DE UNA VIRGEN



Era una buena chica, bien plantada,
Vivaz, alegre, fina, coquetona,
Era una gran delicia su persona
Por dioses y por diosas alabada.

Las tres gracias le dieron la corona, 
Y por grandes poetas celebrada
Fue en el alto Parnaso señalada
Como la más picante y la más mona.

Pero el amor –el bicho entre los bichos-
Que tiene sus manías y caprichos
De su moral va siempre a la defensa.

-Virgen y rica soy… me dijo un día,
Y exclamé sin creer lo que decía:
¿Virgen y millonaria? ¡Que vergüenza!


Cambio de Escena

Yo vivía al derecho y buenamente,

era dueño y señor de mi pobreza,
pero nunca faltaron en mi mesa
el pan ni la botella de aguardiente.
Yo era el amigo de la buena gente,

yo no dejaba entrar a la tristeza
en mi sangre y reía con largueza
y era ingenioso y casi inteligente.
Me divertía con sabrosas ganas

y al aire echaba canas, tantas canas,
que invadió la calvicie mi cabeza.
Pero un día la muerte —actriz notable—

abrió otra vez mi puerta respetable
y la velada convirtió en tragedia.

En Casa

Yo soñaba en mi casa, viejo, oscuro,

entre libros y lágrimas y penas,
y aspiraba a quitarme las cadenas
y huir, saltando por el alto muro.
Ya mi razón se iba del seguro,

mis manos no eran ya las manos buenas
que de heridas con sal se alzaban llenas
y a un milímetro estaba del cianuro.
Entró una sombra azul, qué bien lucía,

y dijo en baja voz —¿Decirme quiere
si vive aquí el cantor Ciro Mendía?
Yo que al piano ensayaba un miserere,

le dije sin creer lo que veía:
—No, señor, aquí muere.

En los Funerales de un Amigo

Qué exequias más hermosas, qué gentío,

cuántas flores y sombras, cuánta pena,
con su mutis quedó sola la escena,
cuántas hojas caídas sin rocío.
Qué silencio en las voces, y qué frío

por el amigo muerto. Gime llena
de angustia el alma por el alma buena,
cómo me dueles, compañero mío.
La amistad y el amor están presentes,

la pluma y el talento están de luto,
nieblas hay en los ojos, en las frentes.
Y pienso al ver el fúnebre ajetreo
que por razones de mi ceño hirsuto
no irá a mi entierro nadie, ni yo, creo.

Fuente:http://faustomarcelo.blogspot.com/2016/12/poemas-de-ciro-mendia.html

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