Poeta español y premio Nobel de
Literatura. Nació en Moguer (Huelva), y estudió en la Universidad de Sevilla.
Los poemas de Rubén Darío, el miembro
más destacado del modernismo en la poesía española, le conmovieron
especialmente en su juventud.
También sería importante la lectura de
los simbolistas franceses, que acentuaron su inclinación hacia la melancolía.
En 1900 publicó sus dos primeros libros de textos: Ninfeas y Almas de violeta.
Poco después se instalaría en Madrid, haciendo varios viajes a Francia y luego
a Estados Unidos, donde se casó con la que ya sería su compañera ejemplar de
toda la vida, Zenobia Camprubí. En 1936, al estallar la Guerra Civil española
se vio obligado a abandonar España. Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico, fueron
sus sucesivos lugares de residencia. Moriría en este último país, donde recibió
ya casi moribundo la noticia de la concesión del Premio Nobel.
PLATERO Y YO
Platero es pequeño, peludo, suave; tan
blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los
espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal
negro.
Lo dejo suelto y se va al prado, y
acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas,
celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente:”¿Platero?”, y viene a mí con un
trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal . . .
Come cuanto le doy. Le gustan
naranjas, mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados,
con su cristalina gotita de miel. . .
Es tierno y mimoso igual que un niño, que
una niña. . .; pero fuerte y seco como de piedra.
Cuando paso sobre él, los domingos, por
las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y
despaciosos, se quedan mirándolo: -Tiene acero . . . Tiene acero. Acero y plata
de luna, al mismo tiempo.
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