Cordial saludo.
Compartimos este texto que nos llegó de Gerardo Sánchez, vía email a elgavieroperiodcioliterario@gmail.com
Con profundo respeto y mágico dolor, en archivo adjunto les comparto mis
anotaciones sobre una gran lección!
Gerardo S.
Que
maestra es la muerte cuando pasa!
Hay señales individuales que nos llegan desde el
universo todos los días y hay señales colectivas como la gran tragedia de los
hermanos Chapecoenses en nuestro suelo, que para decir de una vez , es una
trágica señal de aprendizaje colectiva, que
en lo social para todos los del Si y los del No y en especial para nosotros los
futbolistas y dentro de ellos los verdes , los rojos, los azules y los
amarillos etc,etc !.
Para algunos es una verdad que el futbol es una gran
maquinaria de distracción mundial de consumo, que nos encierra y nos avasalla.
Aunque en medio del alborozo y el llanto, según sean los resultados de nuestro equipo,
desbordamos esas pasiones ilimitadamente. Nadie para, la fuerza de una afición narcotizada que
ondeando bandera , en el sin sentido de
la euforia efímera, que termina con el pitazo final de un partido de futbol,
destruyendo una ciudad, y dejando cada vez más lejos la cultura ancestral ya
lejana de recordar, esa insufladora de
principios queridos para vivir en armónica celebración por la vida. Cada vez
esa fuerza indomable de las aficiones revienta más y más cabezales, y pareciera que se acrecentara burbujeante el odio entre las barras, para salir
abruptamente después de los partidos a terminar por destruir todo a su paso sin
importar ni respetar humanidad alguna,
por el solo hecho de un golazo de James o de Falcao, que más dá, o porque el
árbitro hijueputa se le robo un gol a Yepes etc, etc! Algo drástico tiene que
hacerse para parar estas manifestaciones guerreristas entre todos los
aficionados al futbol!
Del mismo modo en el tema social, cuando venimos los
Colombianos de más de 100 años en guerra y no tenemos ni idea que es la paz, no
la conocemos ni la conocieron nuestros padres, pues se ocurren algunas
preguntas como : Será posible llegar a alguna parte si no sabemos para dónde
vamos? Será posible conseguir ese estado cuando las coordenadas de cada uno son
distintas? Será que como en la famosa
historia bíblica de la torre de babel,
de la misma manera nos encontramos todos cada vez más confundidos y lo
peor que cada ser humano lo vemos tratando de imponer su verdad y su ego al
frente de cada sustentación, a veces
atestada de venganza y menosprecio por
la verdad del otro? Y esto lo asevero cuando en este tema de la paz todos
decimos tener la razón porque nuestra buena intención es alcanzarla? Y entonces
porque estamos peleando? Porque ese odio
si al fin todos estamos buscando la paz? Muy sencillo, porque cada uno la
entiende y la pide desde ópticas y sentires diferentes, estamos trabados,
locos, narcotizados también como en el futbol!
Entonces lo de las señales colectivas, lo de la
desaparición trágica de 71 personas, 71
hermanos ahora si! (no enemigos, ni contrincantes), nos compete directamente a
nosotros, como pueblo embelesado y
dormido, con el narcótico nefasto de una pócima letal, que cada campeonato nos entrega, en vísperas de la navidad, dueña del
ruido, la pólvora, el vicio y el
desenfreno! Es la cultura de la guerra, y de la escandalosa algarabía de una
falsa y pírrica felicidad, que se termina con la noche.
Nadie pararía esto pareciera! Pero llegó la muerte y
nos visitó con su azarosa guadaña de tristeza y llanto. Entonces surge una
pregunta desde adentro, de mi interno, ¿Será que solo la muerte cuando se
aparece, nos pone a reconsiderar sobre la vida? Y que cuando llega, va
convirtiendo ese gran dolor en algo mágico, como es lo de sentir la
expansión del amor entre hermanos y el abrazo solidario nos embarga y se acaba
la infernal competencia, madre de la
división y de la guerra? Será por eso que no me gusta para nada la palabra “división
del futbol Colombiano”? El enemigo en la cancha? Es un partido a muerte? O el
balazo, o cañonazo del cobrador? O lo fusiló de un zapatazo? Tiro de esquina,
área de candela, ley de ventaja, pena máxima etc, que es esto? No es el
lenguaje viperino que es la misma apología de la guerra, de la pelea a muerte?
Basta oír a un grupo de comentaristas radiales, “maestros todos”, invitando a la batalla entre los equipos y la
afición manipulada, con los preámbulos
fatales y grotescos de un acontecimiento mortal, tal como los del coliseo
romano en tiempos de Nerón.
Y en el país, agobiado por la desazón política que
producen las eternas peleas entre los del NO (ó de la guerra), y los del SI (ó de la paz), que se baten en
tenaz lucha politiquera, como
hambrientos coyotes pegados de la hilacha, en cada lado de los Acuerdos de la
Habana; en los campos como siempre, siguen cayendo atravesados por balas
invisibles pero letales, los pobres
campesinos, representantes del olvido, de la escasez y la injusticia Colombiana!
Pero tenía que llegar y llegó la dolorosa lección! Este
dramático momento de aprendizaje colectivo , el que hemos vivido con esta
tragedia, en la que nuestros hermanos de Brasil y Bolivia, jóvenes que vinieron
a dejar el corazón en la cancha lo
sembraron al morir en nuestras verdes montañas, y como refulgentes rayos de
luz, de conciencia, nos enlazan con sus cuerpos en una danza solidaria y mágica,
donde la expresión amorosa de todos los habitantes de esta villa deportiva se
despierta para confundirse entre las lágrimas de los que han partido y el llanto
dulce de una nueva familia suramericana que renace, con tanta fuerza, con tanta
gana que nos sentimos todos ya, como hijos de la tierra sin fronteras, como una
nueva familia expandida y grande!
Tuvimos que sentir la muerte dentro del alma
nuestra, para reaccionar y frenar ese
descarrilado tren de la euforia sin sentido,
que nos está matando el alma colectiva! Gracias pueblo hermano de
Chapeco, nunca te olvidaremos, por la valiosa semilla de paz que acabas de
sembrar en nuestro suelo latinoamericano! La necesitamos tanto, tanto! No solo
en el deporte para que no sea más un brutal campo de batalla, sino en toda
Latinoamérica para dejar que entre nuestra paz esquiva y anhelada! Este abrazo
agridulce que hoy nos damos, partió nuestra historia de divisiones y distancias,
transformándolo en una sola camiseta, con la que ojalá mañana podamos vivir
como jugando en la cancha de hermandad maravillosa de la tierra!!
Con profundo respeto y mágico dolor
G.S.
2 dic /16, Medellín
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